En las últimas horas, un mail dirigido a los docentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) ha encendido las alarmas. La comunicación oficial detalla una reforma profunda en el sistema educativo de nivel secundario que modifica aspectos esenciales de la enseñanza tal como se la conoce en Argentina. La propuesta elimina las materias tradicionales y los años escolares, reemplazándolos por «talleres optativos» y «horarios flexibles». Estos cambios han generado una preocupación significativa entre la comunidad docente, ya que implican una reorganización drástica del sistema actual.
Uno de los puntos más controversiales es el presunto despido del 60% del personal docente, mientras que aquellos que no acepten la reforma serían asignados a «otras tareas». Además, la modificación del Estatuto Docente trae consigo la eliminación de los históricos actos públicos para la designación de cargos, una tradición profundamente arraigada en la educación argentina.
Otro de los impactos es la eliminación de la inscripción en cursos específicos, como «primero A, B o C». En cambio, los alumnos pasarían a ser solo «alumnos de la escuela», perdiendo así la identidad y cohesión que otorgan los cursos y compañeros estables.
Ante esta situación, más de un centenar de escuelas ya se han reunido en asambleas para manifestar su rechazo a la reforma, pero sus voces no han sido suficientes hasta el momento. Las acciones gremiales se intensifican, y se discuten medidas de lucha como ocupaciones, huelgas indefinidas y un posible paro general para defender la educación pública. Los docentes y sindicatos recalcan que «la educación del pueblo no se vende» y que es necesario redoblar esfuerzos para preservar los valores tradicionales de la enseñanza en el país.