Generalmente, en esta época del año muchas personas padecen lo que los especialistas denominan  como “el síndrome de diciembre”.

Distintas clases de estrés, llegan a su máxima expresión a esta altura del año. No se preocupen, no están solos. Millones de argentinos sienten  la misma sensación, cuando se aproxima el fin de año. Fin del 2015…

Si se suman los compromisos diarios, esto hace que se altere el “equilibrio emocional”.

Si durante todo el año la rutina familiar, social y laboral,  se armó como un complicado rompecabezas de 2500 piezas, ahora que se llega a diciembre, Nicolás y Julieta, padres de Ignacio, Valentina y Làzaro, de quince, siete y tres años, respectivamente, se convirtieron en verdaderos especialistas en armado de rompecabezas. Que la niñera, los horarios del trabajo, la fiesta de fin de año del colegio, la competencia de natación, el festival del colegio, la llegada de la abuela Lola de España, que llega mañana para pasar las fiestas… Y a eso sumarle que Julieta es contadora y tiene los balances del año, puffff…

Cumplir con cada actividad del calendario social, familiar y laboral,  es como colocar una pieza màs del enorme rompecabezas. Hay que ser enérgico, para cada dìa, ir colocando una ficha en el lugar justo.

Aunque estos  síntomas iràn creciendo durante los próximos dìas, dentro de dos semanas y media, mágicamente, los rastros de este padecimiento habrán desaparecido. ¡Eso sí es una buena noticia!

“Vivimos en una sociedad ansiógena. Tenemos una ansiedad desmedida producto de un estrés sostenido. En diciembre, los estímulos estresantes se incrementan hasta el límite”, detalla el doctor Daniel López Rosetti, que preside la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés y coordina el servicio de estrés del hospital de San Isidro.

Los especialistas coinciden en que las consultas por trastornos de ansiedad  crecen siempre para fin de año.

“Terminar el año me está costando horrores. No puedo coordinar dos ideas, me olvido las cosas y estoy irritable. No veo la hora de que todo esto termine y que lleguen las vacaciones”, relata Verónica, de 41 años y licenciada en Administración de Empresas. Sin ninguna estrategia fundada para sentirse mejor, día tras día trata de sobrevivir y llegar a todos lados puntualmente. Pero no puede ocultar su cansancio. Siente que desde que comenzó el mes de diciembre, ya no pareciera ser dueña de su vida. Su agenda está embargada hasta el 2016.

Los especialistas explican que el problema de diciembre es que los distintos tipos de estrés se incrementan. Se sufre estrés emocional, un síndrome conocido como burn out. Además, se suma el social: la proliferación de fiestas y eventos. “A fines de año se llega con una emoción especial y, a la vez, con cansancio. Se produce esa aceleración del calendario que no deja margen a nada. Nuestro fin de año es muy conclusivo: todo tiene que cerrar. Hay pacientes que nos piden ansiolíticos para pasar esta época. Pero no funciona así. El desestresante más efectivo es el «no». Saber decir que no nos evitará muchos problemas”, explica López Rosetti.

Parece como que el mundo fuera a terminar el 31 de diciembre. Si lográramos visualizar que la vida sigue igual el 2 de enero y que se pueden terminar cosas más allá de esa fecha, descomprimiríamos mucho la situación, aseguran los especialistas.

Según un estudio que realizó la American Psychological Association, el 80 por ciento de las personas define la temporada navideña como “estresante”, sobre todo para los hombres a la hora de comprar los regalos.

Este año, apunta el Dr. López Rosetti, se nos sumó otro tipo de estrés a la lista de diciembre: el estrés electoral. Hubo que ir seis veces a las urnas y vivir el traspaso presidencial en un clima de tensión y crispación. Esto alimentó la incertidumbre, materia prima del estrés. “Pero además, este año la política talló en el pan dulce. La sociedad quedó muy polarizada. Si en las familias y los grupos de amigos se mantiene la representación del electorado, habrá que hacer un acuerdo previo para evitar que discusiones políticas arruinen las Fiestas”, concluye.

Estrés laboral

El síndrome de burnout es cada vez más frecuente. Las exigencias laborales hacen que lleguemos a fines de año con un gran nivel de cansancio

Estrés emocional

No podemos evitar hacer balances en esta época del año. Los logros, lo que no se alcanzó y las ausencias inclinan la balanza hacia uno u otro lado

Estrés familiar

Cada vez los miembros de la familia tienen más actividades que tienen un cierre de ciclo formal al que los demás integrantes tienen que asistir

Estrés social

Diciembre es temporada alta de eventos sociales, fiestas, asados o simples encuentros. Lo padecen sobre todo quienes cumplen años en estas fechas, que casi nunca pueden festejarlo

Estrés económico

Las fiestas generan un incremento en los gastos que resulta significativo para las familias y que hace que el destino del aguinaldo se convierta zona de litigio

Estrés ambiental

El calor estresa. Cuando la temperatura se sostiene por encima de los 27 grados varios días seguidos, la percepción del presente se ve afectada, generando estrés en la población

Estrés electoral

Está demostrado que el hecho de vivir un año de elecciones continuadas incrementa el estrés en la sociedad.

Se va el año… ¡Feliz 2016 y a comenzarlo con todas las energías positivas!