El presupuesto destinado a la educación superior cae a niveles históricos y enciende alarmas en el sistema académico
El financiamiento de las universidades nacionales atraviesa uno de sus momentos más críticos de los últimos tiempos. Así lo advirtió Germán Pinazo, vicerrector de la Universidad Nacional de General Sarmiento e investigador del Conicet, al analizar el presupuesto aprobado para el próximo año, que consolida una reducción del 34 por ciento en términos reales respecto de 2023.
Según explicó el académico, la decisión oficial implica mantener congeladas las partidas sin ningún tipo de actualización, lo que profundiza el deterioro acumulado. En ese marco, el gasto destinado a universidades representará apenas el 0,47 por ciento del Producto Bruto Interno, el nivel más bajo registrado en los últimos 21 años.
Pinazo remarcó que el impacto de esta política no solo es significativo a nivel local, sino que también deja a la Argentina en una situación desfavorable frente a la región. “Se trata del gasto público universitario más bajo de América Latina, a pesar de que el país cuenta con uno de los sistemas más grandes del mundo”, señaló. A modo de contraste, mencionó que Chile destinará aproximadamente el doble de recursos, en un esquema donde la mayoría de los estudiantes asisten a instituciones privadas.
Para el vicerrector, el recorte no es una medida aislada, sino parte de una estrategia deliberada del gobierno de Javier Milei, que ha colocado al sistema educativo y científico entre sus principales blancos. Aunque por el momento no se registran cierres formales de universidades, advirtió que las consecuencias serán profundas y duraderas.
Entre los efectos más visibles se encuentra la fuerte pérdida salarial del personal docente e investigador. “Las universidades siguen funcionando, pero hoy una persona con doctorado percibe ingresos equivalentes a los de un trabajador informal”, alertó, y subrayó que revertir este escenario demandará muchos años de reconstrucción.