En la antesala de las elecciones legislativas provinciales de septiembre en Buenos Aires, el panorama político se presenta altamente competitivo. Sin embargo, según los principales consultores, el peronismo muestra una leve ventaja en la contienda, lo que abre un escenario de expectativas y desafíos para todas las fuerzas. A diferencia de otros comicios, esta vez no habrá un liderazgo unificado que encabece toda la boleta, lo cual eleva el protagonismo de los intendentes y las dinámicas municipales.

El territorio bonaerense se divide electoralmente en tres grandes zonas con perfiles muy distintos. En la Tercera Sección Electoral —la más poblada— el peronismo aparece al frente de manera cómoda. La Primera Sección, ubicada en el norte del conurbano, muestra una disputa muy pareja. En contraste, las regiones del interior provincial favorecen al bloque de La Libertad Avanza (LLA) junto al PRO. Pese a esa diversidad territorial, los analistas coinciden en que el peronismo parte con una leve ventaja general, aunque todavía no se vislumbra un ganador claro.

Uno de los grandes desafíos será el nivel de participación. Los antecedentes recientes indican que un alto ausentismo tiende a perjudicar al peronismo, ya que su electorado más fuerte se encuentra en sectores populares, donde el presentismo suele ser más bajo. Roberto Bacman, del Centro de Estudios de Opinión Pública, resalta el carácter inédito de esta elección: “Ya no existe la boleta larga con tracción presidencial. Hoy, cada sección tiene su cabeza de lista. El peso está en lo local, y eso obliga a los espacios políticos a jugar territorialmente”.

En este nuevo escenario, Fuerza Patria logró estructurar listas sin depender de un liderazgo centralizado, lo que representa una ventaja organizativa frente a LLA y el PRO, donde predominó la lógica de acuerdos impuestos. La coalición de centro, con figuras como Emilio Monzó y Florencio Randazzo, también intenta captar espacio, aunque por ahora no modifica el eje principal de la disputa.

Federico Aurelio, de la consultora ARESCO, destaca que hay paridad en casi todas las regiones, pero confirma que el peronismo mantiene una leve ventaja por su predominio en zonas clave como la Tercera Sección. “La elección está abierta. Las terceras fuerzas pueden quitar votos tanto al peronismo como a LLA, y el ausentismo jugará un papel decisivo”, puntualiza.

El malestar económico también impacta en el electorado. Analía del Franco, que realizó estudios cualitativos, identificó un clima de desilusión generalizada, incluso entre votantes que apoyaron a Javier Milei en 2023. Esa percepción negativa del presente podría abrir una ventana para que los intendentes —con gestiones bien valoradas— puedan reafirmar el vínculo con sus comunidades.

En línea con estas lecturas, Marina Acosta (Analogías) detalló que los sondeos más recientes arrojan una leve ventaja del peronismo, con 38,6% de intención de voto frente al 36,7% de LLA. Las demás fuerzas quedan muy relegadas, y la imagen del presidente Milei muestra un saldo negativo.

Santiago Giorgetta, de Proyección, refuerza la hipótesis de que una narrativa que muestre el impacto de las políticas nacionales en la vida municipal puede ser clave. “Hay malestar en la economía familiar. Si Fuerza Patria logra conectar lo local con lo nacional, esa fibra puede consolidar su leve ventaja”, explica.

Así, con una economía en crisis, una elección sin liderazgos unificados y un electorado descontento, el peronismo llega con una leve ventaja a una batalla provincial que será clave a nivel nacional.