El Gobierno nacional oficializó una serie de reformas estructurales dentro del sistema de salud que incluyen la disolución del Instituto Nacional del Cáncer (INC) y la eliminación definitiva del Instituto Nacional de Enfermedades Cardiovasculares (INEC). Ambas decisiones se enmarcan en una estrategia de reorganización impulsada por el Ministerio de Salud, con el objetivo declarado de optimizar recursos y evitar gastos innecesarios.
El Instituto Nacional del Cáncer, que desde su creación tenía rango institucional propio, será degradado a una unidad técnica dependiente del Ministerio. Por otro lado, el Instituto de Enfermedades Cardiovasculares, creado en 2015, dejará de existir formalmente y no tendrá continuidad bajo ninguna otra figura administrativa.
En paralelo, se anunció la creación de la Administración Nacional de Establecimientos de Salud (ANES), una nueva estructura que se encargará de concentrar la gestión administrativa y financiera de cinco hospitales nacionales. Según la cartera sanitaria, esta centralización busca mejorar la eficiencia, reducir costos operativos y subsanar posibles irregularidades detectadas en auditorías recientes.
Otra de las medidas adoptadas es la eliminación de las Delegaciones Sanitarias Federales, así como la restricción en la creación de nuevos hospitales con el formato SAMIC, una estructura de cogestión entre Nación y provincias.
Desde el Ministerio aseguran que la atención médica para la población no se verá afectada, y remarcan que estas decisiones apuntan a eliminar la superposición de funciones y a ejercer un mayor control sobre el uso de los fondos públicos.