A pocos días del cierre del plazo para la inscripción de alianzas, el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires celebra este sábado un congreso decisivo en Merlo. La cita busca ordenar las tensiones internas de un espacio político que, aunque evita la fractura, aún no logra consolidar una unidad plena. La presión del gobernador Axel Kicillof, el rechazo a las listas colectoras y las dudas sobre la candidatura de Máximo Kirchner alimentan un escenario de incertidumbre.
En este contexto, las distintas líneas internas del peronismo llegan al congreso con “dos carpetas”: una que contempla la unidad y otra como plan alternativo. La desconfianza domina las negociaciones, y cada sector se reserva movimientos estratégicos para los días previos al cierre de frentes, el 9 de julio.
El gobernador Kicillof busca evitar quedar marginado del armado bonaerense y su espacio político ya cuenta con sellos propios para inscribir un frente si las negociaciones fracasan. Desde su entorno sostienen que no hay espacio para las colectoras: cada distrito deberá resolver sus internas sin apelar a candidaturas paralelas. Esta definición refuerza el peso político de los intendentes, quienes serán los principales protagonistas del armado electoral.
El Congreso, que se realizará en el Teatro Municipal de Merlo desde las 12 del mediodía, fue exigido por el sector de Kicillof ante la sospecha de un cierre sin su participación. La elección de la sede también generó roces: mientras Fernando Espinoza presionaba para que se hiciera en La Matanza, finalmente se impuso la propuesta de realizarlo en Merlo.
Pese a tratarse formalmente de un encuentro administrativo, el clima de tensión posterior a la reunión tripartita del domingo pasado en La Plata —de la que participaron Sergio Massa, Máximo Kirchner y Axel Kicillof— anticipa posibles giros inesperados. El formato híbrido del congreso permitirá la participación tanto presencial como virtual de los congresales.
Entre los temas sensibles aparece la disputa por los apoderados partidarios. El sector que acompaña a Kicillof pretende tener sus propios representantes para la revisión de listas, pero otros espacios niegan que este asunto vaya a tratarse durante el encuentro.
Mientras tanto, las detenciones arbitrarias de cinco militantes involucrados en un escrache al diputado José Luis Espert desviaron la atención de algunos sectores del kirchnerismo. Desde el Movimiento Derecho al Futuro manifestaron su disconformidad con estos hechos, calificándolos como acciones que «no aportan» al clima político.
La conducción de los intendentes aparece como un elemento de cohesión. “Si hay acuerdo, ellos mandan y arman las listas”, admitió un dirigente que participa activamente de las negociaciones. De esta forma, se descarta por completo el uso de colectoras para evitar disputas internas.
Con el tiempo corriendo, las distintas tribus del peronismo bonaerense buscan acordar una estrategia que no solo sirva para la elección provincial de septiembre, sino que también influya en el escenario nacional de octubre. Por lo pronto, el axelismo gana protagonismo en Buenos Aires, mientras que Massa y Kirchner concentran sus esfuerzos en la estrategia nacional.
Sobre la posible candidatura de Máximo Kirchner, en el Movimiento Derecho al Futuro descartan que el diputado tenga intenciones reales de competir. Sospechan que sus recientes apariciones públicas buscan potenciar a otro dirigente, posiblemente de su entorno más cercano, como Verónica Magario, a quien muchos ven como una alternativa competitiva en la Tercera Sección Electoral.
El miércoles próximo se formalizarán las alianzas y, luego, comenzará la etapa más intensa: la definición de candidaturas y de la conformación definitiva de las listas.