La petrolera YPF aplicó desde la medianoche un incremento promedio del 3,5 por ciento en los valores de naftas y gasoil en todo el territorio nacional. Este ajuste se realizó después de casi dos meses sin modificaciones en los precios y se fundamenta en diversos factores, entre ellos el efecto del deslizamiento del tipo de cambio, la carga impositiva vigente y la evolución de los biocombustibles.
Este aumento se suma a los recientes ajustes del 5 por ciento implementados la semana pasada por otras compañías del sector, como Shell, Axion y Puma. Estos incrementos previos estuvieron vinculados a la fuerte suba en el precio internacional del petróleo, que alcanzó los 75 dólares por barril tras los ataques estadounidenses a Irán. Aunque posteriormente el valor de referencia descendió a 65 dólares, las petroleras optaron por mantener los nuevos precios sin retroceder.
Por su parte, las empresas atribuyen estos movimientos al incremento del impuesto a los combustibles impuesto por el Gobierno nacional, que tiene un impacto directo sobre el costo final de las naftas y el gasoil. Desde el Ejecutivo aclararon que aún quedan ajustes pendientes en este tributo, pero que prefieren escalonarlos para evitar una presión mayor sobre el consumidor.
En este contexto, el sector energético atraviesa una dinámica compleja que conjuga la volatilidad internacional del crudo con las políticas fiscales internas, generando un escenario de incertidumbre para los usuarios en cuanto al costo del combustible.