El panorama político de la provincia de Santa Fe se transformó este domingo tras los comicios locales, con un resultado inesperado en la ciudad de Rosario: el peronismo logró imponerse en la contienda legislativa municipal, en un escenario marcado por el bajo nivel de participación y el desgaste de las fuerzas oficialistas tanto a nivel nacional como provincial.
Juan Monteverde, cabeza de lista del frente Más para Santa Fe, fue el candidato más votado para el Concejo Municipal rosarino, con el 30,58% de los sufragios. En segundo lugar quedó Juan Pedro Aleart, representante de La Libertad Avanza, con el 28,81%, mientras que la postulante del espacio Unidos, Carolina Labayru, se posicionó tercera con el 25,63%. Esta victoria representa un importante envión para el peronismo, que venía de desempeños deslucidos en otras provincias, y revitaliza su presencia de cara a las elecciones nacionales.
Rosario, tercera ciudad más poblada del país, renovaba 13 de las 28 bancas de su Concejo Deliberante. La elección fue particularmente significativa debido a su potencial para anticipar tendencias de mayor alcance político. Monteverde, uno de los referentes de Ciudad Futura, logró presentarse como una alternativa sólida en medio de un escenario de apatía ciudadana y fragmentación del voto. «Hoy el pueblo eligió una forma distinta de hacer política», expresó el dirigente tras conocer los resultados, remarcando que su espacio derrotó al presidente, al gobernador y al intendente. También denunció prácticas de clientelismo y una campaña sucia por parte de sus adversarios.
Pese a los esfuerzos de las fuerzas gobernantes por capitalizar su presencia institucional, Rosario dio un mensaje contundente. La campaña de Unidos, apoyada por el gobernador Maximiliano Pullaro y figuras nacionales como el expresidente Mauricio Macri, no logró escalar posiciones y volvió a quedar relegada. Por su parte, La Libertad Avanza intentó polarizar con el peronismo en los tramos finales, incluso pegando carteles que vinculaban a Monteverde con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, pero no logró traducir esa estrategia en votos.
A nivel provincial, los comicios se desarrollaron en las 365 localidades, con votaciones para intendentes, concejales y autoridades comunales. Sin embargo, Rosario concentró la mayor atención política por su peso electoral y por la posibilidad de reconfigurar liderazgos dentro del justicialismo santafesino.
En paralelo, se registró un nivel de participación muy bajo: solo el 52% del padrón acudió a las urnas, el índice más bajo desde la recuperación democrática en 1983. La apatía electoral se sintió a pesar de los incentivos como transporte público gratuito.
La victoria peronista en Rosario no fue aislada. Más para Santa Fe también logró imponerse en otras localidades estratégicas como Rafaela, Villa Gobernador Gálvez, Santo Tomé y Reconquista. En Rafaela, por ejemplo, se quedó con el 36% de los votos, relegando a La Libertad Avanza y al oficialismo provincial al segundo y tercer lugar, respectivamente.
Monteverde emerge como una figura en ascenso dentro del justicialismo santafesino. El resultado fortalece sus aspiraciones de cara a futuras elecciones ejecutivas y representa una señal de alerta para quienes creían que el peronismo estaba fuera de carrera en la provincia. Rosario, con su voto, le dio un fuerte respaldo a un nuevo liderazgo y demostró que el peronismo aún tiene mucho por decir en el escenario político argentino.