Los profesionales del Hospital Garrahan, una de las instituciones pediátricas más relevantes del país, declararon un paro total de actividades para este jueves 29 de mayo, en un contexto de crisis profunda que compromete gravemente la continuidad de su funcionamiento. La Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) denunció una alarmante situación que combina falta de personal, deterioro de las condiciones laborales y remuneraciones insuficientes.
Según informó la secretaria general del gremio, la nutricionista pediátrica Norma Lezana, el hospital atraviesa uno de los momentos más críticos de sus 37 años de historia. En una reciente jornada frente a la Dirección del establecimiento, jefes y profesionales de distintas áreas se concentraron en reclamo de soluciones urgentes, ante la imposibilidad de cubrir guardias en más de 500 camas. «Desde que asumió el actual gobierno nacional, la planta de profesionales entró en una caída sin precedentes», señaló Lezana.
En los últimos meses, más de 200 trabajadores han dejado sus cargos y no han sido reemplazados. A esta situación se suma la huelga por tiempo indeterminado del cuerpo de médicos residentes, cuya participación es clave para el funcionamiento cotidiano del hospital. «No llegan a ganar 750 mil pesos. Son sueldos que no se habían visto jamás en la historia del Garrahan», denunció Lezana.
En una asamblea realizada esta semana en el auditorio del hospital, que contó con amplia participación de residentes, técnicos, personal administrativo y jerárquico, se resolvió la medida de fuerza de este jueves, así como una movilización al Ministerio de Salud durante la jornada.
Además, el viernes 30 de mayo a las 15 horas se llevará a cabo una audiencia pública en el Congreso de la Nación, donde los trabajadores buscarán interpelar a legisladores de todos los bloques para exigir una ley específica que garantice el financiamiento permanente del hospital y asegure su funcionamiento.
Lejos de aportar soluciones concretas, las autoridades respondieron a la emergencia con una nota institucional pidiendo a los propios jefes que elaboren planes de contingencia para cubrir las tareas esenciales, lo cual implica extender la jornada laboral más allá de los límites establecidos y sin compensaciones adecuadas. «La jornada mínima del Garrahan ya es una jornada extendida. Lo que se exige ahora es directamente insostenible», remarcó Lezana, advirtiendo que está en juego no solo la calidad del servicio, sino también el futuro del hospital mismo.