La reciente elección legislativa en la Ciudad de Buenos Aires dejó una postal clara del nuevo escenario político: el norte se tiñó de violeta con la victoria de La Libertad Avanza (LLA), mientras que el sur se pintó de azul con el avance del peronismo agrupado en el frente Es Ahora Buenos Aires. El Pro, que históricamente había dominado el territorio porteño desde 2007, sufrió una derrota significativa, sin lograr imponerse en ninguna de las 15 comunas.
El vocero presidencial Manuel Adorni fue el candidato más votado con el 30,1% (alrededor de 495 mil votos), imponiéndose en nueve comunas del norte y centro de la Ciudad. Le siguió Leandro Santoro, referente del peronismo porteño, con el 27,4% (449 mil votos), quien logró victorias en seis comunas del sur y parte del centro. Silvia Lospennato, representante del PRO, quedó relegada al tercer lugar con el 15,9% (261 mil votos).
Uno de los datos que más llamó la atención fue el bajo nivel de participación electoral: solo el 53,4% de los 3.088.750 ciudadanos habilitados asistió a las urnas. A pesar de esto, Adorni logró imponerse en las comunas con mayor concurrencia, como la 12 (62,2%) y la 11 (62%).
La distribución de votos reveló una Ciudad dividida. Mientras en zonas como Palermo, Recoleta y Belgrano la victoria libertaria fue contundente —con picos de hasta el 37,8% en Recoleta—, el peronismo se consolidó en el sur, con un fuerte respaldo en comunas como la 8, donde Santoro obtuvo su mejor resultado (34,9%). Esta comuna, junto con la 4, ya había mostrado señales del viraje electoral en los comicios de 2023, y ahora confirmaron la tendencia.
En el centro porteño se desarrolló la disputa más pareja. Comunas como la 1, 3, 5, 7 y 10 se convirtieron en zonas de batalla electoral, donde la diferencia entre fuerzas fue ajustada y dependió barrio por barrio. Por ejemplo, en la Comuna 1, Adorni arrasó en Puerto Madero con el 49,5%, pero Santoro fue el más votado en Constitución con el 32,5%. De igual manera, en la Comuna 10, el libertario ganó en cuatro de los seis barrios, mientras que el peronismo prevaleció en Floresta y Vélez Sarsfield.
El escenario marca una Ciudad con dos realidades políticas y sociales: un norte de mayores ingresos y afinidad con el discurso de ajuste del oficialismo nacional, y un sur históricamente relegado que opta por propuestas más inclusivas y redistributivas. Las elecciones dejaron expuesto ese quiebre, que podría consolidarse aún más de cara al 2025.