El fallecimiento de José «Pepe» Mujica, expresidente de Uruguay, provocó una oleada de mensajes de afecto y reconocimiento en toda América Latina. A los 89 años, Mujica perdió la batalla contra un cáncer de esófago en etapa terminal, dejando tras de sí una huella imborrable en la historia política de la región. Uno de los testimonios más conmovedores llegó de la mano de su último biógrafo, Pablo Cohen, quien compartió una mirada íntima y reflexiva sobre la figura del exmandatario.

Durante una entrevista en el programa radial «Desde el canil», Cohen recordó a Mujica como un referente de la izquierda popular, profundamente comprometido con los valores democráticos y la sencillez de vida. “Era un hombre que se hacía querer, con una personalidad carismática y una autenticidad que resulta difícil encontrar en estos tiempos”, afirmó. Para el escritor, Mujica representaba una síntesis única entre el pasado revolucionario y el respeto por las instituciones republicanas.

El vínculo entre el autor y el expresidente trascendía lo estrictamente profesional. Cohen describió el entorno cotidiano en el que vivían Mujica y su compañera, la exvicepresidenta Lucía Topolansky, en una chacra donde la austeridad era norma y no discurso. “Te convidaban morrones, salsa casera. No había lujos, sino una vida simple que invitaba a conversar con calma”, relató, destacando la coherencia entre el decir y el hacer de la pareja.

El biógrafo también rescató la pasión de Mujica por la lectura y su visión regional, reflejada en su producción literaria. Según Cohen, el exmandatario era un gran lector, al igual que Topolansky, y dedicaba parte de sus textos a reflexionar sobre figuras claves de la política argentina como Perón, Yrigoyen y el papa Francisco. Con su partida, América Latina pierde a un dirigente que trascendió fronteras, ideologías y generaciones, pero su legado continúa en quienes lo admiraron por su coherencia, su humildad y su compromiso con las causas populares.