Una vez más, la tradicional movilización de los miércoles frente al Congreso Nacional terminó en una escena de violencia. Esta vez, un pequeño grupo de jubilados, acompañado por estudiantes y militantes sociales, fue duramente reprimido por efectivos de la Policía Federal. Aunque los manifestantes no superaban las 20 personas, los agentes los duplicaban en número y actuaron con fuerza desmedida.

Los jubilados se reunieron sobre la avenida Rivadavia, frente al Parlamento, con carteles y consignas reclamando mejoras en sus haberes, la reapertura de la moratoria y el acceso a medicamentos de alto costo. Cuando intentaron avanzar unos metros hacia la calzada, la respuesta policial fue inmediata: gas pimienta lanzado a quemarropa, golpes con bastones y detenciones al azar. El saldo: al menos cinco personas heridas y dos detenidas.

Cristian, uno de los jubilados afectados, relató que un policía le disparó gas directamente en los ojos, dejándolo desorientado por más de 40 minutos. “No veía nada. Me tiraron también en la garganta, fue un dolor insoportable”, expresó. Otro de los heridos fue Nicolás Caropresi, integrante de la rama de vendedores ambulantes de la UTEP, quien denunció haber sido atacado mientras intentaba evitar que se llevaran detenido a un adulto mayor.

La ONG CEPA Argentina, en colaboración con la Defensoría del Pueblo, asistió a los heridos. Su presidente, Esteban Chalá, denunció el uso indebido de los agentes químicos: “Están diseñados para aplicarse desde 50 metros, pero los usan a dos centímetros del rostro. Ya llevamos más de 600 asistencias por lesiones oculares en lo que va del año”.

Luego del violento episodio, las columnas se reorganizaron y marcharon hacia Plaza de Mayo bajo custodia de la Policía de la Ciudad y Gendarmería Nacional. Algunos manifestantes denunciaron agresiones adicionales durante el trayecto, como golpes con bastones en los tobillos mientras se desplazaban en fila.