El reciente fallecimiento del Papa Francisco, a los 88 años, ha desatado una oleada de conjeturas que van más allá del proceso de sucesión dentro de la Iglesia Católica. Entre las teorías que cobraron nueva fuerza, resurgen con intensidad las profecías atribuidas a Michel de Nostradamus y San Malaquías, ambas cargadas de simbolismo y connotaciones apocalípticas.

Uno de los conceptos que volvió al centro del debate es el del «Papa negro», una figura enigmática mencionada en interpretaciones de las cuartetas del astrólogo francés del siglo XVI. Aunque el término no alude necesariamente al color de piel, muchos lo relacionan con la posibilidad de que un cardenal de origen africano sea elegido como nuevo líder de la Iglesia. Este escenario, inédito en la historia reciente del Vaticano, ha generado tanto entusiasmo como inquietud en sectores religiosos y culturales.

Las predicciones de Nostradamus mencionan una secuencia papal que incluiría a un pontífice extranjero, otro de edad avanzada, y finalmente, uno denominado “negro”. Algunos estudiosos consideran que esta cadena comenzó con Benedicto XVI (alemán), siguió con Francisco (ya mayor al asumir), y podría culminar con un cardenal africano. Aunque sus textos son enigmáticos y abiertos a múltiples interpretaciones, la sincronía entre los acontecimientos y las profecías ha alimentado el interés del público y de analistas religiosos.

A este marco profético se suma la antigua lista de San Malaquías, un arzobispo irlandés que en el siglo XII habría descrito, en latín, a cada Papa desde Celestino II hasta un último pontífice denominado “Petrus Romanus”. Según ese texto, el Papa final enfrentará grandes tribulaciones, y durante su pontificado, la ciudad de Roma sería destruida antes de un juicio divino. Aunque historiadores cuestionan la autenticidad de este documento, el contenido ha fascinado durante siglos a quienes creen en señales del fin de los tiempos.

El proceso de elección del nuevo Papa ya se encuentra en marcha. Con 138 cardenales menores de 80 años con derecho a voto, dos nombres africanos suenan con fuerza. Por un lado, Peter Turkson, cardenal ghanés de 76 años, es una figura destacada por su labor en temas de justicia social y medioambiente. Representa una visión más progresista y comprometida con los desafíos globales.

En contraposición, Robert Sarah, originario de Guinea y de 79 años, es considerado un referente del ala conservadora. Su defensa de una Iglesia tradicional y su cercanía con sectores conservadores lo vuelven una figura polarizante, pero de gran influencia dentro del cónclave.

La posibilidad de que uno de ellos sea elegido como nuevo Papa ha intensificado las interpretaciones simbólicas y esotéricas. Más allá de lo que suceda en el cónclave, el debate sobre las profecías revela cómo el imaginario colectivo sigue encontrando en estos textos antiguos una fuente de significado frente a los grandes cambios del mundo contemporáneo.