Aunque su estado de salud y las bajas temperaturas le impidieron participar en el tradicional Vía Crucis del Viernes Santo en Roma, el papa Francisco hizo llegar su mensaje a través de las redes sociales y mediante un escrito que fue leído durante la ceremonia, presidida esta vez por el cardenal Baldassare Reina, delegado papal y vicario de Roma.

En su profunda reflexión, el pontífice señaló: “La economía de Dios no mata, no descarta, no aplasta. Es humilde, fiel a la tierra”. Con estas palabras, convocó a los fieles a rechazar modelos económicos que generan exclusión y sufrimiento, e invitó a adoptar una mirada más humana y solidaria. “Rezamos para desafiar una economía que mata y por los que están en las fronteras y sienten que su viaje ha terminado”, escribió Francisco en uno de los fragmentos centrales de las meditaciones que acompañaron el recorrido de las 14 estaciones que representan la Pasión de Cristo.

“El camino del Calvario pasa por nuestras calles cotidianas”, expresa otra de las frases que componen el mensaje. Allí, el Papa pone en evidencia la necesidad de mirar a nuestro alrededor y reconocer que en medio del dolor diario, la presencia de Cristo puede hacerse visible si abrimos los ojos del corazón.

Desde su cuenta oficial en X, Francisco también compartió un enlace al texto completo de las meditaciones. En ellas, se expresa un fuerte contenido espiritual, pero también social, con llamados a la empatía y a la esperanza en un mundo marcado por la desigualdad y la indiferencia. “Has grabado en nosotros la memoria, presentimiento de tu regreso, cuando nos reconocerás con la primera mirada, uno a uno”, escribe el pontífice en un pasaje que alude al reencuentro final con lo divino.

Por ahora, no hay confirmación oficial desde el Vaticano sobre la presencia del Papa en los próximos eventos litúrgicos de Semana Santa. No obstante, el jueves Francisco mantuvo su compromiso con una de sus tradiciones más personales: visitó la cárcel de Regina Coeli, en el barrio romano de Trastevere, donde compartió un momento de oración con setenta detenidos, reafirmando así su cercanía con los más vulnerables.