Fuerte rechazo al ajuste y al acuerdo con el FMI

La tercera huelga general impulsada por las centrales obreras se concretó con un alto nivel de acatamiento y paralizó gran parte de las actividades en el país. Sin transporte aéreo, marítimo ni ferroviario, sin bancos ni Congreso en funcionamiento, la jornada fue definida por la dirigencia sindical como un contundente mensaje contra las políticas económicas del gobierno y el entendimiento con el Fondo Monetario Internacional.

Desde la sede de la central obrera, el triunviro Héctor Daer, junto a Carlos Acuña y Octavio Argüello, celebró la contundencia del paro y de la movilización realizada el día anterior en la plaza de los Dos Congresos. En ella participaron fuerzas sociales y políticas acompañando a jubilados y jubiladas. Además, se adelantó que ya se prepara una nueva jornada de lucha para el Día del Trabajador, el 1º de mayo, sin descartar futuras medidas.

Si bien la circulación de colectivos fue utilizada por el oficialismo para minimizar el impacto del paro, los informes de las 80 regionales de la CGT indicaron un alto nivel de acatamiento. En provincias como Misiones, Catamarca y Santiago del Estero, incluso las seccionales de la UTA se sumaron a la huelga. Desde la Secretaría de Interior de la CGT se destacó que el paro fue aprobado en todos los estamentos de la organización, y comienza a crecer la posibilidad de sancionar a la conducción nacional de la UTA por no haber acatado la convocatoria.

El paro afectó a sectores estratégicos como el sistema financiero, la administración pública, el transporte marítimo y aéreo, la recolección de residuos y la actividad parlamentaria. Esto fue interpretado por los dirigentes como una clara demostración del descontento generalizado. Un sindicalista remarcó que “aunque los colectivos circularon, no estaban colmados. Eso demuestra que muchísima gente adhirió al paro y no fue a trabajar”.

En conferencia de prensa, Argüello advirtió que las medidas de fuerza se profundizarán si el gobierno no modifica su rumbo. La CGT sostiene que recurrir al FMI es una señal de empeoramiento del panorama económico y social. “Siempre que se vuelve al Fondo hay condicionamientos, y esos condicionamientos implican más ajuste”, sostuvo Daer. Aseguró que las consecuencias ya se sienten en la obra pública, las economías regionales y especialmente entre los jubilados.

La central obrera también cuestionó la reacción del Ejecutivo, que calificó la medida como un ataque a la República. Daer rechazó esa acusación y señaló que “no puede haber una Argentina de precios libres y salarios pisados”. Además, recordó que ese tipo de discursos ya fueron utilizados en épocas autoritarias para desacreditar la protesta social.

En el Congreso, la respuesta del oficialismo no se hizo esperar. En la comisión de Legislación Laboral, diputados retomaron el debate sobre proyectos que apuntan a debilitar a los gremios, incluyendo la eliminación de la cuota sindical obligatoria, lo que fue interpretado como una represalia directa a la protesta.

Por su parte, Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores, sostuvo que la medida expresó el rechazo del pueblo argentino a las políticas de ajuste y el deterioro de los ingresos. En tanto, Hugo “Cachorro” Godoy, titular de la CTA Autónoma, consideró que tanto la huelga como la movilización del día anterior fueron señales contundentes del cambio de humor social.

El conflicto con la UTA sigue abierto. Aunque Daer evitó profundizar las críticas durante la conferencia, en el seno de la CGT crece la presión para aplicar sanciones. La posibilidad de amonestar o incluso expulsar al gremio de colectiveros será discutida en los próximos días por el consejo directivo de la central.