A 49 años del último golpe de Estado, organismos de derechos humanos encabezaron un masivo acto en el centro de la Ciudad de Buenos Aires con duras críticas al negacionismo y las políticas del Gobierno.

Miles de personas colmaron la Plaza de Mayo en una jornada de memoria y reivindicación de los derechos humanos. El acto, organizado por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo junto a otras organizaciones, estuvo marcado por la firme denuncia contra las políticas oficiales y la reafirmación del compromiso por la memoria, la verdad y la justicia.

En el escenario, Taty Almeida expresó: “Tenemos la fuerza de la historia de nuestro pueblo, y por eso intentan negar el genocidio y desmantelar las conquistas en materia de derechos humanos”. A su lado, Estela de Carlotto asentía, destacando la importancia de la lucha que llevan adelante desde hace décadas.

Las Madres y Abuelas, con los puños en alto, reciben el acompañamiento de cientos de miles de personas que se acercaron a la Plaza..

La jornada se desarrolló en un contexto de tensiones con el Gobierno, que buscó instalar su propia agenda con la difusión de un video de Agustín Laje y el anuncio de la desclasificación de archivos, una medida ya dispuesta en 2010. Desde los organismos de derechos humanos consideraron estas acciones como una provocación que no logró opacar la contundente manifestación ciudadana.

Durante el acto, Elia Espen reiteró el pedido de apertura total de archivos estatales para esclarecer los crímenes cometidos entre 1974 y 1983. También se celebró la restitución de dos nuevos nietos en los últimos meses, alcanzando un total de 139 casos resueltos gracias a la incansable labor de Abuelas de Plaza de Mayo.

Adolfo Pérez Esquivel denunció la crisis económica y social, señalando que “la educación del pueblo no se vende, se defiende”, frase que fue coreada por la multitud. La emoción marcó el encuentro cuando Cecilia De Vincenti, hija de Azucena Villaflor, ingresó a la plaza con una bandera con los rostros de los desaparecidos.

La marcha también reflejó una unidad poco vista en los últimos años dentro del movimiento de derechos humanos. Referentes como Osvaldo Barros y Mabel Careaga destacaron la importancia de esta convocatoria unificada para enfrentar los desafíos actuales.

El cierre estuvo a cargo de Taty Almeida, quien, como es tradición, entonó el grito de lucha: “¡30.000 detenidos-desaparecidos, presentes!”. La multitud, con puños en alto y dedos en V, respondió al unísono, reafirmando que la memoria sigue viva y la lucha continúa.