El Presidente endurece su discurso y propone medidas punitivas en plena campaña electoral
En la apertura de sesiones ordinarias, Milei anunció una «ley de seguridad nacional» y la reducción de la edad de imputabilidad. Su estrategia se centra en confrontar con el gobernador bonaerense Axel Kicillof y profundizar la polarización política.
El presidente Javier Milei definió su estrategia para el año electoral: consolidar la seguridad como eje central de su discurso y situar a Axel Kicillof como su principal rival. Durante la apertura de sesiones ordinarias, Milei anunció el envío de una «ley de seguridad nacional» y reiteró su intención de bajar la edad de imputabilidad, proponiendo reducirla hasta los 10 años.
En una reciente entrevista, el mandatario insistió en su postura punitivista y lanzó fuertes críticas a Kicillof, a quien calificó como «inútil». Además, justificó su proyecto de reducción de la edad de imputabilidad con comparaciones internacionales, citando el caso de Inglaterra y Suiza.
El oficialismo busca que el debate sobre seguridad y justicia domine la agenda política, evitando otras reformas estructurales en el corto plazo. En este contexto, la diputada Laura Rodríguez Machado anunció que en los próximos días convocará a un plenario para discutir las modificaciones al Régimen Penal Juvenil.
Por otro lado, la administración de Milei también impulsa proyectos que endurecen las penas por reincidencia delictiva. En su discurso ante el Congreso, el Presidente defendió las reformas aprobadas, asegurando que pondrán fin a la «puerta giratoria» en la justicia argentina.
En el plano político, Milei busca desplazar a Cristina Fernández de Kirchner como su principal contrincante, concentrando sus ataques en Kicillof. El Presidente incluso llegó a sugerir que el gobernador debería «hacerse a un lado» y defendió su adhesión a la teoría de Gary Becker y a la política de «tolerancia cero» implementada en Nueva York por Rudolph Giuliani.
La estrategia de confrontación con el gobernador bonaerense está generando una reacción en el peronismo, que cerró filas en su defensa tras los ataques del mandatario. Con este escenario, la polarización política se agudiza, transformando la contienda electoral en una batalla cada vez más radicalizada.