A pesar del deterioro económico que atraviesa el país, con una pérdida de 180 mil empleos en el sector público y privado, la Confederación General del Trabajo (CGT) mantiene una postura de bajo perfil. Mientras que algunos gremios afectados han manifestado su descontento a través de protestas sectorizadas, la central obrera no ha convocado medidas de fuerza conjuntas desde la última movilización masiva del 1º de mayo de 2024.
En este contexto, la Secretaría de Trabajo celebró la disminución de los conflictos laborales en la segunda mitad del año pasado. Sin embargo, la realidad demuestra que, aunque las manifestaciones han sido menos visibles, la crisis sigue latente. La única irrupción en la calma sindical ocurrió a comienzos de febrero, cuando algunos dirigentes participaron en la multitudinaria marcha antifascista convocada por organizaciones LGBTIQ+ en repudio al discurso de Javier Milei en el Foro Económico Mundial de Davos.
Desde el inicio del gobierno libertario, la CGT transitó una transformación en su estrategia. En un principio, tomó un rol protagónico con huelgas, movilizaciones y recursos judiciales para contrarrestar las políticas de ajuste. Sin embargo, con el correr de los meses, la hiperactividad sindical fue mermando y dio paso a una actitud más dialoguista con el Ejecutivo. Pese a las insistencias y reuniones, temas sensibles como el financiamiento de las obras sociales sindicales siguen sin resolverse.
Mientras tanto, la crisis económica persiste fuera de las oficinas de la histórica sede de la CGT. Si bien el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) ha reportado una desaceleración de la inflación, la realidad cotidiana muestra un panorama de recesión que afecta a miles de trabajadores.
Lo más dinámico dentro de la central obrera en la actualidad es la normalización de sus regionales, un proceso que ha incrementado la participación de los gremios en distintas provincias. Esta organización permitió que, en varias jurisdicciones, los actos sindicales del 1º de febrero contaran con una mayor presencia que en la propia conducción central.