Jesica Andrea Granado vive con su familia en Isidro Casanova, partido de La Matanza, es personal de salud y se animó a contar el horror que atravesó su familia a causa del coronavirus.

Jésica y su marido Elías viven junto a sus hijos Maia y Lorenzo en la casa de de sus padres. Los seis convivían con su tía que por la pandemia no pudo regresar a Paraguay. En la parte de atrás del terreno está la casa de su abuela paterna, quien vivía con uno de los tíos de Jésica en la planta baja de la casa, y en la planta alta residen dos tíos más.

Al encontrarse tan cerca, los 11 tenían un contacto constante, eran muy unidos, hasta que el 20 de agosto del 2020 se desató un infierno cuando todos comenzaron a experimentar varios síntomas del COVID-19.

En sólo 5 días comenzó para ellos la peor de las pesadillas, entre el 24 y el 29 de agosto se hisoparon los padres y tres tíos de Jésica. El 29 su abuela murió en su casa luego de agonizar, debido a que sus tíos estuvieran en desacuerdo con la internación, y ese mismo día se llevaron a su papá para internarlo.

La mamá de Jésica estuvo internada sólo dos días y poco antes del alta pasó a saludar a su papá y cuenta que esa fue la última vez que se vieron. El padre murió el 20 de septiembre.

Por su profesión Jésica está expuesta a mucho riesgo y tiene muy clara la gravedad que implica la pandemia, y afirma que no puede entender a quienes piensan que el virus no existe. De los 11 integrantes de su familia Jésica perdió a 2.