El mexicano Saúl Canelo Álvarez (55-12, 37 KO) ganó por KO técnico al británico Billy Joe Saunders (le cortó el invicto) luego de ocho rounds y se quedó con todos los título mundiales súper mediano: ya tenía el de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y ahora le sumó el de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Canelo le cerró el ojo y le lastimó mucho el pómulo, razón por la que frenaron la pelea. «Creo que le quebré el pómulo», soltó. Indiscutible.
La pelea tuvo lugar en el AT&T de Arlington, ubicado en Texas (Estados Unidos), y se pudo seguir a través de la App DAZN, disponible en cualquier dispositivo Android o iOS. Hubo 73.126 espectadores en el estadio, una cifra récord en plena pandemia. Álvarez le llenó los ojos a todo el público y la cara de golpes a Saunders, que había arrancado bien, pero no pudo aguantar el poder del mexicano, cada día más leyenda.
«Como dije antes, la pelea se iba a desarrollar después del séptimo round y no fue tan difícil como lo esperaba. Ahí me doy cuenta de mi buena preparación y que sigo mejorando día a día. Me fui acomodando muy rápido, sabía que esto se iba a dar. Creo que le quebré el pómulo y sabía que no iba a salir. Dije ‘no va a salir porque le quebré el pómulo’, y así fue», soltó Canelo con todos los cinturones en sus manos. Y gritó: «Gracias a todos. ¡Viva México, cabrones!».
¿Cómo fue la pelea?
Canelo manejó los tiempos, los golpes y la excitación del público. Si bien dejó ir el primer round, midiendo al británico (buenos jabs), luego fue conectando los mejores golpes y lastimando al rival. Las derechas del mexicano levantaron a la gente y obligaron a Saunders a dar un paso para atrás. Álvarez tiró al flexo y al rostro. Uno y uno. Variedad y velocidad.
«Ya estás entrando en ritmo, ¿ya te sientes mejor? No te descuides», le dijeron en el rincón a Canelo. Y así fue. Otra derecha con dinamita, más allá de que Saunders decía que no le dolía… En el quinto asalto el europeo se recuperó (fue el segundo round que ganó), pero a partir de ahí fue todo mexicano.
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Y en el octavo lo liquidó a pura potencia: gancho al hígado para empezar a abrir la defensa, brazos arriba para contagiar aún más a la gente, el amor propio de Billy Joe y el uppercut de lleno en el pómulo derecho del europeo con el que le cerró el ojo y lo obligó a no salir al noveno. Es más, de ahí se fue directo al hospital.
No había duda de que ganaría. Todos los jueces lo tenían arriba en las tarjetas y la diferencia de boxeo y jerarquía fue muy clara en Texas. «Estoy muy agradecido de saber de dónde vengo, es un honor estar ante tanta gente, brindarle alegrías y triunfos a mi gente, mi país, mi familia, mi equipo… Mucho orgullo», dijo.