Esta semana, a raíz del proyecto de ley de la diputada provincial Lucía Klug, el debate legislativo y televisivo se centró en gravar las emisiones biológicas. La Foto de hoy parecen avalarla: la ganadería representa el 14% de las emisiones globales, frente al 1% de los Data Centers. Pero legislar sobre esa foto es fijar un error estratégico. Hay que mirar la película completa, la diferencia crítica es la velocidad de reproducción.
📉 La biología tiene techo físico: Según datos oficiales (SAGyP), Argentina tiene hoy un stock ganadero similar al de 1977. En casi medio siglo, la «fábrica» biológica no se duplicó; se mantuvo estable.
🚀 La tecnología es exponencial: En contraste, informes de IBM e IDC señalan que el 90% de los datos mundiales se generaron en los últimos dos años. El volumen de información se duplica bianualmente y, con él, la energía necesaria para procesarlo.
⚠ La proyección: Si mantenemos esta tendencia, en una década la huella de carbono de nuestra infraestructura digital duplicara a la de todo el sector ganadero.
Aquí radica el verdadero agravante térmico: la vaca no necesita aire acondicionado. Un Data Center, sí. Mientras el animal regula su temperatura biológicamente, la infraestructura digital demanda sistemas de refrigeración masivos. El costo es medible: se estima que cada 50 preguntas a un modelo de IA consumen 500ml de agua potable (Universidad de California/ Riverside) y una carga energética que la ganadería no tiene
Una cuestión final de espalda financiera. ¿Quién tiene mayor capacidad para absorber este tributo? ¿El productor que trabaja con márgenes físicos y riesgo climático, o las Big Tech?
Un dato duro de billetera: Según proyecciones de mercado (Goldman Sachs), solo en 2024, la inversión (Capex) de Microsoft, Google, Amazon y Meta para infraestructura de IA superará los 200.000 millones de dólares. Para ponerlo en escala: ese «gasto de bolsillo» anual equivale a un tercio de toda la economía de Argentina. Si miramos su valor total en bolsa, la asimetría es obscena: estas 4 empresas valen más que el PBI de España y Argentina sumados.
La pregunta para los reguladores es simple: ¿Vamos a seguir castigando la economía tangible gravando un Stock que ya tocó su techo, mientras subsidiamos la rentabilidad del futuro dejando correr un Flujo de inversiones masivas sin peaje ambiental?
Por: Ignacio Geria