La Secretaría de Energía oficializó un esquema tarifario que eleva los costos de la electricidad para usuarios residenciales entre noviembre y abril. Las subas rondan el 4% en el AMBA, mientras que sectores comerciales e industriales verán incluso reducciones.

El Gobierno nacional oficializó una modificación en el esquema tarifario eléctrico que cambia la distribución de los costos entre hogares y empresas. A través de la Resolución 434/2025, la Secretaría de Energía, dependiente del Ministerio de Economía, determinó que desde noviembre los usuarios residenciales comenzarán a pagar tarifas más altas que las industrias y los comercios.

Hasta ahora, las familias pagaban una proporción menor del precio de la energía que los grandes usuarios, pero el nuevo sistema invierte esa relación. La medida, que regirá hasta el 30 de abril de 2026, establece que el Precio Estabilizado de la Energía (PEE) será de entre $56.054 y $58.281 por megavatio-hora (MWh) para hogares, mientras que las industrias y comercios abonarán entre $47.310 y $51.633 por MWh.

La resolución tendrá impacto en todo el país, aunque el efecto más visible se observará en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde las facturas de electricidad residenciales subirán entre 3,4% y 4,1%. Por el contrario, el sector no residencial registrará variaciones más moderadas, que irán desde un incremento del 2,2% hasta una baja del 10,3%, dependiendo del tipo de usuario.

Según estimaciones oficiales, la mayoría de las industrias y comercios experimentará una leve reducción del orden del 1%. Este esquema se revertirá durante los meses fríos, entre mayo y octubre, cuando los costos de generación eléctrica se eleven por el uso de combustibles como gas, gasoil y fuel oil. En ese período, los grandes usuarios volverán a pagar más que los residenciales.

La medida llega luego de los comicios nacionales y en un contexto en el que el Gobierno busca avanzar en una reestructuración de subsidios y precios relativos de la energía. Analistas advierten que los incrementos superan la inflación proyectada y podrían tener un impacto sensible en los hogares de ingresos medios y bajos.