Molinos harineros detuvieron las ventas hasta después de las elecciones, generando preocupación en el sector panadero ante la posibilidad de desabastecimiento. Desde el Centro de Panaderos de Merlo denunciaron maniobras especulativas y advirtieron sobre el impacto en el consumo.
El sector panadero atraviesa horas de incertidumbre. En la provincia de Buenos Aires, los dueños de panaderías recibieron en las últimas horas una notificación de los molinos harineros que les comunica la suspensión de entregas de harina desde este viernes y hasta después de las elecciones. La medida genera alarma ante la posibilidad de que el próximo domingo —día de votación— muchas panaderías no puedan ofrecer pan ni facturas a sus clientes.
Martín Pinto, presidente del Centro de Panaderos de Merlo, expresó su preocupación por la situación y apuntó contra las empresas molineras. Según explicó, la suspensión de ventas estaría vinculada a una actitud especulativa frente a la incertidumbre política y económica previa a los comicios.
“Nos avisaron que desde hoy quedan suspendidas las ventas hasta la semana que viene”, afirmó Pinto, quien cuestionó duramente la decisión del sector molinero. “Siguen digitando si los argentinos pueden comer o no, dependiendo de cómo resulten las elecciones para el gobierno”, remarcó.
El dirigente señaló además que la medida agrava un panorama ya complicado para las panaderías, que enfrentan una fuerte caída en el consumo y aumentos constantes en los costos de producción. “Estamos trabajando al límite. Si no llega la harina, no podemos producir, y eso significa que el domingo muchos vecinos podrían no tener pan en la mesa”, advirtió.
En el gremio estiman que la falta de materia prima podría sentirse especialmente durante el fin de semana, cuando aumenta la demanda de panificados. Por el momento, los panaderos aguardan que la situación se revierta una vez que pasen las elecciones, aunque no descartan nuevas subas en los precios si el suministro se normaliza recién la próxima semana.
Mientras tanto, el clima de tensión crece entre los trabajadores del rubro, que reclaman previsibilidad para poder mantener su actividad y garantizar la producción diaria de un alimento esencial.