Durante años fueron señalados como enemigos de la buena alimentación. Sin embargo, el avance de la ciencia nutricional está derribando viejos mitos: café, papas, huevos, pescado enlatado, soja, pochoclos y hasta verduras congeladas hoy se ganan un lugar en la dieta de quienes entrenan o buscan una vida más saludable.
Según un artículo publicado por El Litoral, estos alimentos —antes “cancelados” por modas o desinformación— ofrecen nutrientes valiosos para deportistas, desde antioxidantes y proteínas hasta fibras y grasas saludables. La clave, explican los especialistas, está en la moderación y en la forma de consumo.
Café: el aliado del rendimiento
El café dejó de ser un villano para transformarse en un recurso natural antes del entrenamiento. En dosis moderadas (unas dos o tres tazas al día), mejora la concentración, la energía y la quema de grasa. Además, su aporte de antioxidantes ayuda a reducir el estrés oxidativo que genera el ejercicio intenso. Eso sí, recomiendan evitar los agregados de azúcar o crema y preferir la versión sin cafeína en horarios nocturnos.
Papas: energía rápida y natural
Reivindicadas por los nutricionistas, las papas son una fuente accesible de carbohidratos complejos, potasio y vitamina C. Consumidas hervidas o al horno, ayudan a reponer glucógeno muscular después del entrenamiento y a mantener un buen rendimiento físico. Las versiones fritas, por supuesto, siguen fuera del plan saludable.
Huevos: proteína completa y económica
El huevo es una de las proteínas más completas y biodisponibles. Aporta aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales clave para la recuperación muscular. La evidencia actual señala que un huevo al día no representa riesgo para la mayoría de las personas sanas, siempre que se mantenga una dieta equilibrada y baja en grasas saturadas.
Pescado enlatado: omega-3 al alcance de todos
El atún o las sardinas en lata, elegidos en versiones con bajo contenido de sodio, son una opción práctica y nutritiva. Su aporte de proteínas y ácidos grasos omega-3 favorece la salud cardiovascular y la recuperación articular, especialmente útil en deportistas de alto impacto. Escurrir el líquido de conserva ayuda a reducir el exceso de sodio.
Soja: una alternativa vegetal con fuerza
Los derivados de la soja (tofu, tempeh o proteína texturizada) aportan proteínas de alta calidad y fitoquímicos que protegen el sistema cardiovascular. Combinados con cereales integrales, logran un perfil de aminoácidos muy similar al de la carne, convirtiéndose en una alternativa ideal para deportistas vegetarianos o para quienes buscan reducir el consumo de productos animales.
Pochoclos: el snack fit inesperado
Hechos en casa, con poco aceite y sin manteca, los pochoclos se transforman en un snack rico en fibra y antioxidantes. Consumidos con moderación, pueden reemplazar opciones ultraprocesadas y ser una colación ideal antes o después del entrenamiento.
Verduras congeladas: practicidad sin perder nutrientes
Lejos de ser “de segunda”, las verduras congeladas conservan gran parte de sus vitaminas y minerales gracias al proceso de congelación en el punto justo de maduración. Son una opción práctica para sumar fibra y micronutrientes sin aumentar calorías, perfectas para etapas de definición o control de peso.
Conclusión
La nueva mirada nutricional destierra el concepto de “alimentos buenos o malos”. En cambio, promueve un enfoque flexible e inteligente: elegir porciones adecuadas, buenas formas de cocción y calidad antes que modas. Así, los alimentos que alguna vez estuvieron fuera del plan fit hoy vuelven a la mesa, esta vez con respaldo científico y una misión clara: mejorar el rendimiento, la recuperación y la salud integral.