El Gobierno nacional acaba de sumar un nuevo compromiso financiero al ya abultado endeudamiento externo. Esta vez, se trata de un crédito de 300 millones de dólares otorgado por el Banco Mundial, con el objetivo de reformar y modernizar el sistema tributario argentino.

Este nuevo préstamo, que se suma a varios ya solicitados por la actual gestión, tiene como fin declarado la optimización del esquema impositivo nacional, con medidas que incluyen la simplificación de trámites, la automatización de procesos administrativos y una mayor provisión de información a los contribuyentes.

El financiamiento, que es reembolsable en un plazo de 32 años y con un período de gracia de siete, implica un nuevo compromiso para las futuras generaciones, que deberán afrontar el peso de una deuda que no cesa de crecer. En lugar de buscar soluciones internas sostenibles, el Gobierno opta por seguir recurriendo al endeudamiento con organismos multilaterales.

Mientras tanto, persisten las dudas sobre el verdadero impacto que tendrán estos fondos en la economía real, en un contexto donde las políticas de ajuste y los recortes estructurales conviven con nuevos pedidos de financiamiento externo.