En las entrañas de Villa Luzuriaga, partido de La Matanza, forjada entre sierras de limas, maderas nobles y pasión por la música, emerge la figura de Rodolfo Pacheco, más conocido como Pache, uno de los lutieres más respetados y queridos del under y la escena pesada nacional.
Lejos del show y los flashes, Pache es un tipo sencillo, auténtico, de esos que no necesitan discursos para dejar huella. Su taller, ubicado en su casa de siempre, se convirtió con el tiempo en un templo del metal argentino. Por sus manos pasaron guitarras que luego fueron empuñadas por históricos referentes del género, desde bandas emergentes hasta nombres consagrados del rock y el heavy nacional.
Pero Pache no es solo un artesano talentoso. Es también un apasionado comprometido, que acompaña, que aconseja, que escucha. Su vínculo con los músicos no se limita a la entrega de un instrumento: su obra lleva alma, porque entiende que una guitarra no es un objeto, sino una extensión del corazón de quien la toca.
Dicen que no hay historia del metal argentino sin nombrar a sus protagonistas. Pero también hay que nombrar a quienes están detrás, dando forma al sonido, construyendo sueños con cada trazo de barniz y cada cuerda templada. Y en ese rincón de Luzuriaga, Pache se ganó un lugar de honor en esa historia.
Hoy, su legado sigue creciendo. Además de su labor como lutier, Pache se sumó recientemente al mundo del streaming como productor y panelista del programa “Perón y Metal”, un espacio que fusiona política, identidad nacional y cultura metalera. Desde allí, aporta su visión, experiencia y pasión, con la misma autenticidad que lo caracteriza.
Entre maderas, anécdotas, riffs y debates, Rodolfo “Pache” Pacheco sigue siendo una leyenda viva, un orgullo matancero y un verdadero guardián del metal argentino.