La condena judicial a Cristina Fernández de Kirchner provocó un fuerte impacto en el peronismo y llevó al Movimiento Evita a redefinir su estrategia política, asumiendo una postura mucho más combativa. Emilio Pérsico, dirigente destacado de ese espacio, llevó el discurso de la resistencia a la reunión del Partido Justicialista, marcando una diferenciación clara frente a las posturas más moderadas que prevalecen en otros sectores del oficialismo.

Esta reacción se articula junto a otros grupos con una visión más radical, como La Cámpora y el sector de Juan Grabois, que se contraponen a la corriente más conciliadora promovida desde el Frente Renovador y desde el círculo cercano al gobernador bonaerense Axel Kicillof. La disputa interna entre estos bloques refleja las tensiones crecientes en el seno del oficialismo, donde se disputan las estrategias de cara a los próximos desafíos políticos y judiciales.

El Movimiento Evita, que hasta hace poco había intentado mediar entre las posturas de Cristina Kirchner y Axel Kicillof, modificó su posición luego del fallo condenatorio contra la ex mandataria. La ruptura entre Cristina y Kicillof se acentuó y Pérsico tomó partido públicamente por la ex presidenta, visitando la sede del PJ en Matheu para dejar patente su alianza renovada.

Este posicionamiento no solo busca consolidar un bloque de resistencia dentro del peronismo, sino también desafiar a las corrientes que abogan por la moderación y la negociación. La definición de esta línea política por parte del Movimiento Evita añade complejidad al escenario interno del oficialismo, que enfrenta un momento delicado en términos de cohesión y unidad.