A través de un contundente documento, la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) encendió las alarmas por el crecimiento del narcotráfico y el progresivo abandono estatal en las zonas más pobres del país. En el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, los obispos alertaron sobre una situación crítica que afecta particularmente a los sectores más desprotegidos.

Según el comunicado, en los barrios periféricos de muchas ciudades argentinas se percibe una creciente presencia del narcotráfico, que actúa de manera silenciosa pero constante. La Iglesia advierte que este fenómeno no sólo está destruyendo el tejido social, sino que también ofrece una falsa salida laboral para muchos jóvenes, quienes terminan atrapados tanto en el consumo como en la distribución de sustancias.

El texto señala que “el narcotráfico da ‘trabajo’ a las personas, pero al mismo tiempo desintegra las familias y corrompe la convivencia social”. En ese sentido, la Iglesia sostiene que la retirada del Estado está dejando un vacío que es ocupado por estas redes delictivas. “Mientras las escuelas se ven atravesadas por el consumo, los hospitales públicos operan al límite como centros de atención primaria y las fuerzas de seguridad no dan abasto, los vecinos deben convivir con la amenaza de armas en sus propios barrios”, señala el comunicado.

La Comisión retoma también las palabras de los obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida en 2007, donde se comparó al flagelo de la droga con una “mancha de aceite que invade todo”, y enfatiza que esta problemática no distingue fronteras ni clases sociales.

Frente a este escenario, el organismo eclesiástico destacó el papel de las organizaciones religiosas y sociales en la prevención y recuperación de personas afectadas por las adicciones. “La presencia activa de las iglesias en el acompañamiento, la escucha y la contención resulta fundamental para ofrecer un camino alternativo al que propone el narcotráfico”, subraya la declaración.

En el documento, también se hace un llamado urgente al Estado en todos sus niveles a “valorar y sostener con salarios adecuados el trabajo de quienes se dedican a rescatar a las personas más excluidas”. Asimismo, se insta a todas las diócesis del país a reforzar las tareas preventivas y crear espacios de atención para quienes sufren las consecuencias del consumo problemático de drogas.

La declaración cierra con una cita del papa Francisco, pronunciada el 26 de junio de 2024, en la que convoca a actuar con empatía y compromiso frente al dolor y la soledad: “El Señor Jesús se ha detenido, se ha acercado, ha curado las llagas. También nosotros estamos llamados a escuchar el grito de angustia y acompañar a quienes están caídos”.