Mientras los focos nacionales se concentraban en la Ciudad de Buenos Aires, en el conurbano bonaerense el tablero político ya comenzó a moverse con vistas a los comicios de septiembre. Dirigentes del oficialismo y de la oposición observan con atención cómo podrían reconfigurarse las alianzas y liderazgos, especialmente en torno a la figura de Cristina Fernández de Kirchner, cuya posible candidatura vuelve a resonar con fuerza.
La definición del calendario electoral en la Legislatura bonaerense, tras dos meses de tensiones internas, fue un alivio momentáneo para el peronismo provincial. Se evitó una fractura mayor, pero las heridas persisten: muchas de las relaciones entre sectores aún se encuentran dañadas y no hay certezas sobre cómo se conformarán las listas ni cómo se desarrollará una campaña en la que algunos dirigentes se acusaron mutuamente de traición.
Los ojos de diversos sectores se posan en la Tercera Sección Electoral, una región clave por su densidad poblacional y su peso en la elección. Según un exfuncionario con raíces en La Cámpora, una buena performance de Cristina en esa zona podría marcar el rumbo de toda la elección: estima que un 43% de los votos sería una base sólida, un 45% un resultado destacable, y un 50% un golpe decisivo contra el oficialismo nacional.
El análisis se sustenta en los antecedentes: en 2017, la entonces senadora perdió la elección provincial pese a haber cosechado un 44% en la Tercera Sección. Hoy, un resultado similar, acompañado por un desempeño aceptable en otras secciones, podría dejar al peronismo a un punto de los números obtenidos en 2021.
Desde el entorno de Axel Kicillof se promueve un llamado a la unidad. Si bien reconocen que las tensiones no se han disipado, sostienen que el diálogo continúa y que la figura de la expresidenta sigue teniendo un peso determinante. Sin embargo, la conducción unipersonal de Cristina genera recelo en otros espacios, que la ven como una interlocutora válida pero no como una líder indiscutida.
El massismo, por su parte, también reclama consensos y alerta sobre las dificultades para resolver disputas sin primarias abiertas. Con documentos comparativos, remarcan el retroceso electoral de intervenciones promovidas por Cristina en distintas provincias, lo que constituye un mensaje indirecto pero contundente hacia su figura.
Mientras tanto, algunos intendentes de peso, como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Fernando Gray (Esteban Echeverría), se posicionan en contra de una eventual candidatura de Fernández de Kirchner. Otros, como Julián Álvarez (Lanús), convocan a la militancia a cerrar filas en torno a ella: “Somos parte de una generación que vio a Néstor y Cristina transformar la vida del pueblo. Ahora nos toca luchar para recuperar la Patria”, expresó durante un acto partidario.
El escenario bonaerense se muestra así como el próximo epicentro de la política nacional. En un contexto marcado por disputas internas y falta de liderazgos indiscutidos, la figura de Cristina Fernández reaparece como posible factor de cohesión… o de ruptura.