Un país donde matan policías y nadie se hace cargo: Tres de Febrero sangra en silencio
Por Mariano Borras
La sangre de un policía volvió a correr por las calles del conurbano. Esta vez, fue Juan José Nardelli, un ex agente de la Policía Federal Argentina que fue asesinado a balazos en Ituzaingó cuando intentó evitar que una banda armada le robara su camioneta. Pero la historia no termina ahí. Uno de los delincuentes heridos fue abandonado sin vida en el Hospital Carrillo, en Ciudadela, dentro del municipio de Tres de Febrero. La camioneta usada por los atacantes apareció incendiada en el Barrio Ejército de los Andes, como parte del intento de borrar toda huella.
Tres municipios. Una misma banda. Una misma impunidad.
Y Tres de Febrero otra vez en el centro de la escena del delito, como tantas veces antes. Pero lo más grave no es que el crimen exista: es que desde el gobierno municipal no hay respuesta, ni gestión real, ni voluntad política para cambiar esta realidad.
Mientras los vecinos viven con miedo, el intendente Diego Valenzuela parece más preocupado por sus redes sociales, sus selfies en TikTok y sus campañas de imagen personal, que por articular un plan serio, integral y coordinado de seguridad en un distrito donde el narcotráfico, los robos violentos y la circulación de armas son moneda corriente.
¿Dónde está la prevención? ¿Dónde están las cámaras que funcionan? ¿Dónde están los patrullajes eficaces? ¿Dónde está el Estado municipal cuando el crimen toca la puerta —o entra a los tiros— de cada familia trabajadora del barrio?
Es cómodo mostrarse en redes sociales rodeado de patrulleros recién lavados, sacarse fotos con funcionarios y anunciar operativos que no llegan a la calle. Pero la realidad se impone: en Tres de Febrero, los delincuentes circulan con libertad, abandonan cuerpos en hospitales, incendian vehículos y desaparecen sin que nadie los detenga.
El silencio oficial es ensordecedor. Ni un comunicado, ni una declaración concreta del intendente tras el episodio. Ni siquiera un gesto mínimo hacia las fuerzas de seguridad o hacia los vecinos que ven cómo su municipio se hunde en la desprotección.
Porque mientras CABA sigue blindada por el marketing y la cobertura mediática, y mientras el gobierno nacional mira para otro lado, el conurbano sangra. Y en este caso, Tres de Febrero sangra en silencio.
Ya no alcanza con subir reels simpáticos. No alcanza con hablar de gestión en modo storytelling. La gente no vive en redes sociales. La gente vive en barrios como Ejército de los Andes, donde todos saben quiénes son los que venden, los que roban y los que matan, pero nadie los toca.
Si el intendente no toma la seguridad como un tema central —real, urgente, sin maquillaje—, entonces será tan responsable del abandono como quienes aprietan el gatillo. Porque en Tres de Febrero ya no se trata solo de delitos: se trata de una ausencia letal del Estado.