Inseguridad desbordada en CABA: intentaron asaltar a policías de civil en Barracas y terminaron baleados
Por Mariano Borras
La Ciudad de Buenos Aires vive una crisis de seguridad cada vez más evidente, incluso para las propias fuerzas del orden. En un hecho que expone el deterioro del control delictivo en zonas críticas, dos efectivos de la Policía de la Ciudad fueron abordados por delincuentes armados en cercanías de la Villa Zavaleta, en el barrio porteño de Barracas. Lo increíble: los ladrones intentaron asaltar a dos policías que estaban de civil y a bordo de un vehículo no identificable. El intento falló: ambos asaltantes fueron heridos de bala y trasladados a hospitales porteños con graves lesiones.
El hecho ocurrió cuando los efectivos, pertenecientes a la División Delitos Ambientales, realizaban una diligencia judicial en calle Iriarte al 3500. Fue allí donde fueron interceptados por dos individuos armados. Los oficiales se identificaron, dieron la voz de alto y respondieron con sus armas reglamentarias. Uno de los atacantes fue trasladado al Hospital Penna con una herida en el tórax; el otro, con múltiples impactos de bala, fue atendido en el Hospital Argerich.
Ambos agresores cuentan con abultados prontuarios. Uno de ellos fue detenido previamente por «robo e infracción a la Ley de Drogas», mientras que su cómplice acumula delitos por «robo en poblado y en banda», «resistencia a la autoridad», «abuso de armas», «portación ilegal de arma de guerra» y hasta «violencia familiar».
La jueza Caria, a cargo del Juzgado Criminal y Correccional N° 20, ordenó que las pericias estén a cargo de la Policía Federal Argentina, y dispuso el secuestro de las armas reglamentarias y del vehículo policial, así como de la réplica de pistola descartada por los delincuentes durante la fuga.
La postal es clara: la inseguridad en la Capital Federal no distingue ni siquiera a sus propias fuerzas de seguridad.
Pero lo más preocupante no es solo la escena del crimen, sino el contexto general: un blindaje mediático que oculta el desborde delictivo en CABA mientras se estigmatiza a los partidos del conurbano, especialmente La Matanza, donde cualquier hecho delictivo es amplificado para alimentar una narrativa funcional al marketing político.
Mientras en CABA se reproducen hechos de extrema gravedad —asalto a policías, balaceras en barrios densamente poblados, crecimiento del narcomenudeo en villas como la 31, Zavaleta o el Bajo Flores—, los grandes medios eligen el silencio, la omisión o el enfoque edulcorado. En cambio, cuando un delito ocurre en el conurbano, la cobertura es inmediata, sensacionalista y con fuerte carga ideológica.
Este caso en Barracas demuestra que el «modelo de seguridad porteño» es más propaganda que resultados. No se combate el delito con cámaras de alta definición para spots ni con declaraciones rimbombantes desde estudios de televisión. Se combate con presencia real, planificación estratégica y sin esconder la basura debajo de la alfombra mediática.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires no es una burbuja, aunque se la intente mostrar como tal. El delito no distingue códigos postales y, cuando hasta los policías son asaltados en plena tarea judicial, el relato oficial se cae a pedazos.
Es hora de dejar el marketing de lado y asumir con responsabilidad la gravedad de la situación. Porque la inseguridad no se combate con eslóganes, sino con decisiones políticas que prioricen la vida de todos, no solo la imagen del gobierno de turno.