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EXPULSIÓN Y TRAICIÓN: EL SOLDADO MÁS RADICAL DEL OFICIALISMO, ECHADO POR SU PROPIA GENTE

¡Escándalo en la patrulla digital del oficialismo! Marcos Palazzo, el joven agitador que se jactaba de ser el cerebro detrás de la marcha antifascista que sacudió al Gobierno, fue brutalmente «excomulgado» por su propia tropa. Su lealtad no fue suficiente y terminó convertido en un paria político, descartado como un estorbo por la maquinaria mediática que antes lo protegía.

El sábado, mientras miles de argentinos salían a las calles para rechazar el discurso de odio del oficialismo, Palazzo se pavoneaba en redes sociales adjudicándose el mérito de la movilización. «Tanto le jodió a este lobby LGBT extremista mi cobertura periodística…», escribió con arrogancia, sin imaginar que sus palabras lo pondrían en la mira de su propia facción.

Las Fuerzas del Cielo, la organización virtual que defiende a ultranza al presidente Javier Milei, no tardaron en reaccionar. «Defendemos una causa justa y noble, muchísimo más grande que cada uno de nosotros», sentenciaron al anunciar la fulminante caída de Palazzo. El mensaje fue claro: no hay lugar para los egos en el aparato de propaganda del oficialismo.

Con solo 22 años, Palazzo pasó de ser un mimado de la patrulla digital a convertirse en un exiliado. Sus provocaciones, que antes eran aplaudidas, ahora resultan incómodas para un gobierno que intenta desviar la atención de la movilización masiva. Incluso el propio presidente redujo sus ataques contra la comunidad LGBT+ después de que sus declaraciones encendieran la indignación popular.

Sin su principal escudo protector, el futuro de Palazzo en los medios que lo presentaban como «víctima» es incierto. Pero su expulsión deja en evidencia la estrategia del oficialismo: utilizar a jóvenes agitadores para sembrar discordia y, cuando se vuelven un problema, desecharlos sin piedad.

El caso de Palazzo es solo la punta del iceberg. Detrás de él, hay decenas de militantes que siguen el mismo guion: infiltrarse en protestas opositoras, grabar reacciones, viralizarlas y recibir el respaldo de los sectores más extremos. Su salida no debilita la estructura, simplemente abre espacio para el siguiente provocador de turno.

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