En un nuevo episodio de lo que muchos califican como una «batalla cultural» contra los símbolos del peronismo, el Gobierno libertario estaría avanzando en un plan que podría implicar la demolición del icónico edificio del Ministerio de Desarrollo Social, ubicado en la Avenida 9 de Julio. Este edificio es célebre no solo por su historia, sino por portar, desde 2011, un enorme mural de hierro con la imagen de Eva Perón, un emblema de justicia social y lucha por los derechos de los más desprotegidos.
Según el periodista Jonatan Viale, una fuente gubernamental reveló que la intención es «cerrar y luego demoler» el edificio, eliminando así un lugar que ha sido escenario de innumerables manifestaciones y símbolo de resistencia popular. Esta medida, de confirmarse, no sería solo un ataque a la infraestructura, sino un intento de borrar la memoria de Evita, una figura cuya relevancia trasciende la política, simbolizando la defensa incansable de los trabajadores y las mujeres en la Argentina.
Intentos históricos y resonancias actuales
La idea de demoler el edificio no es nueva. Durante su presidencia, Carlos Menem propuso desmantelar la estructura bajo el argumento de que entorpecía el tránsito en la Avenida 9 de Julio. Más recientemente, en 2023, Roberto García Moritán retomó esa idea durante su campaña para jefe de Gobierno. Estas propuestas han sido recurrentemente rechazadas por el simbolismo que envuelve al edificio y la imagen de Eva Perón, la cual fue agregada durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para conmemorar los 59 años de su fallecimiento.
El Edificio del Ministerio de Desarrollo Social, originalmente conocido como Ministerio de Obras Públicas (MOP), fue diseñado en la década de 1930 por Alberto Belgrano Blanco. A lo largo de casi 90 años, su imponente estructura de 27 pisos y 93 metros de altura se ha mantenido como un testigo de la historia nacional y un recordatorio de las políticas sociales que marcaron una era.
El futuro de un símbolo que incomoda
A pesar de las declaraciones del vocero presidencial, Manuel Adorni, quien afirmó que no hay planes inmediatos para demoler o vender el edificio, tampoco se descarta la posibilidad de que «en algún momento» se tome una decisión que podría sellar su destino. «Es un tema incómodo para todos los que transitan la 9 de Julio», indicó, dejando abierta la puerta a futuros cambios.
Para muchos, el ataque a este símbolo va más allá de una cuestión urbanística o de tránsito. Es percibido como parte de una agenda más amplia que busca desplazar los símbolos de la identidad peronista del espacio público. La imagen de Eva Perón en la 9 de Julio no es solo un adorno en un edificio; es un recordatorio de su legado, de su lucha por los derechos de los trabajadores y las mujeres, y de su compromiso inquebrantable con los más humildes. Borrar esa imagen sería, para muchos, un intento de silenciar una parte esencial de la historia argentina.