Antonio Colicigno es Magister en Políticas Sociales, Docente en UNLP,  Secretario Gral. de Coordinación de Gestión e Innovación del Municipio de La Matanza.

Cómo explicar a Milei: primeras aproximaciones

Lo que nos está pasando nos obliga a reflexionar sobre muchos aspectos. Estos dos meses de la presidencia de Milei nos transitan por un camino donde día a día retrocedemos en derechos conquistados, parece que tomamos con cierta naturalidad vivir peor, con una inflación desatada, con sueldos cuasi congelados, con represión frente al derecho de reclamar, con amenazas presidenciales, con calificativos inaceptables para los valores democráticos del Presidente de la Nación hacia integrantes de la oposición. Y podríamos seguir varios renglones con esta descripción, pero la idea es otra, es iniciar interrogándonos que cosas han pasado en este tiempo para que un personaje como Milei llegué a hacer presidente.Si en mi libro “Construyamos memoria frente al engaño neoliberal”, titulaba el capítulo 2: cómo explicar lo inexplicable, Macri Presidente; cómo no voy a buscar la explicación de Milei presidente.

Lo que creo me llevará a un próximo libro, y no creo lograrlo totalmente, pero al menos quiero acercar los primeros interrogantes para esa búsqueda.

Primero una cuestión de contexto, un avance del individualismo extremo, de una globalización “conducida” por una tecnología que nos acerca a la inmediatez, a la resolución rápida hasta de dudas mínimas, googlear como respuesta a gran parte de nuestras dudas, y es ya, es ahora. Pero que también nos aleja del otro, del grupo, de lo colectivo, de la búsqueda de la resolución compartida. El papel de las redes en la construcción del sujeto, y el papel del mercado en esa nueva subjetividad. Esta es una primera cuestión a analizar.

En segundo lugar, sacar a la luz, las cuestiones que hacen a la organización social y económica de nuestra sociedad de las últimas décadas. Entender el avance de los sectores más concentrados que los cuarenta años de democracia no pudieron revertir, y que conforman un escenario de dominación, donde los grandes medios juegan un papel primordial en construir esa subjetividad que luego se replica hasta el hartazgo en redes que destilan odio a una supuesta clase política, hoy llamada casta por el presidente de la nación, donde obviamente incluyen a movimientos sociales (más allá de la crítica seguramente fundada a algunos de sus dirigentes) y a miles de personas que reciben algún plan de ingreso, que además esa construcción simbólica menosprecia desde un lenguaje excluyente, como ser “planeros”.

Esto no implica rediscutir la integración de la política, pero pasa en el mundo, especialmente en países subdesarrollados, una descalificación a la política, que en sí es única herramienta para transformar las sociedades, para pensar en utopías, en una sociedad más igualitaria. Justamente esa es una de las claves para repensar lo que nos pasa. Por qué la sociedad no cuestiona el verdadero poder, no cuestiona la concentración de la riqueza, las ganancias exorbitantes de algunos sectores, pero cuestiona los magros ingresos de cooperativistas, de “planeros” en esa construcción realizada. ¿Cómo decirles que esa es también con la tuya?

No es casual que Macri construyó el relato que no venía de la política y no importo o no supimos explicar o más bien no dejaron, que pueda entenderse que Macri es un integrante del grupo dominante de la Argentina, de la verdadera casta, que es la elite económica, alguien que se enriqueció de la llamada “patria contratista” con el Estado.

Y ahora otra vez, con el apoyo de Macri, pero también de otros integrantes de ese grupo de poder, un Milei, que tampoco viene de la política, un comentarista televisivo, más para un stand up, con frases que penetraron porque son el resultado de esa construcción simbólica dicha, dónde convencen que es el mercado y no la política la que puede construir una sociedad mejor.

La tercera cuestión es la discusión en torno al Estado, la importancia de un Estado que permitió, con sus aciertos y a pesar de sus errores, desarrollar derechos, expandir una clase media, como no tiene ningún país de la región, lograr primera generación de universitarios en familias de trabajadores. Pero otra vez, como en 1976 con la dictadura cívico militar, como en los noventa, como con Macri, volvemos a los discursos anti Estado, casi con los mismos protagonistas o con la misma escuela: Martinez de Hoz, Cavallo, Sturzenegger, Caputo. Otra vez en la cabeza de nuestra gente naturalizar la necesidad de un ajuste, de un Estado que no sirve.

Esto obviamente no implica discutir algunas cuestiones, pero no la agenda de los sectores dominantes, no salir corriendo diciendo que la escuela pública no sirve; si por supuesto, reflexionar y proponer cambios, como por ejemplo, revertir situaciones de ausentismo docente en las escuelas principalmente de las zonas más periféricas. No decimos que no al debate pero en los términos propios, combatiendo la agenda y el relato que se construye y se repite hasta elinfinito en medios, en redes, en una repetición sin discernimiento por quiénes están insertos en mundo cultural que no sabemos revertir.

Mucho hablamos de que estábamos perdiendo una batalla cultural, claro que sí, pero revertirla no es de la mano exclusiva de dirigentes lúcidos que la expliciten, sino que se requiere de una estrategia que debe contemplar a miles de ciudadanos y ciudadanas, de militantes, que de manera horizontal, pero también vertical, de arriba hacia abajo y abajo hacia arriba, vayamos reflexionando, discutiendo sobre estas cuestiones, construyendo nuestra propia agenda, enfrentándonos a una construcción simbólica cultural de los poderosos, siendo críticos, con discernimiento, con creatividad y sobre todo, con patriotismo y humildad.

El momento lo requiere!

Antonio Colicigno