Este 3 de febrero, la nación argentina rememora dos importantes ballatas libradas en este suelo: la Batalla de San Lorenzo de 1813 y la Batalla de Caseros de 1852.

En este sentido, el Dr. Miguel Saredi explicó: «la Batalla de San Lorenzo destaca como el único enfrentamiento librado por el Regimiento de Granaderos a Caballo en suelo argentino. Este episodio coloca en el centro de la escena al Libertador Don José de San Martín, cuya vida estuvo en peligro durante el conflicto». Es muy importante destacar, ya que estamos hablando de San Martin y de Rosas (por su derrota en Caseros) que el Libertador antes de su muerte donaría su sable corvo a Juan Manuel de Rosas en reconocimiento a su defensa de la soberanía nacional por el combate de la Vuelta de Obligado.

Batala de San Lorenzo.

«La Batalla de Caseros, que culminó con la derrota de la Confederación, se revela como una calamidad en la historia argentina» expresó Saredi. En este enfrentamiento, Juan Manuel de Rosas, conocido como el «Restaurador», fue exiliado. Cabe destacar que Rosas desempeñó un papel crucial en la consolidación de la patria, transformándola de una serie de colonias desorganizadas y vulnerables ante las potencias extranjeras en expansión a un país respetado y digno.

Batalla de Caseros.

La influencia de Rosas no se limitó a su gestión interna; también desempeñó un papel destacado en la defensa contra las agresiones extranjeras, como señala el maestro Ernesto Palacio. El partido federal, al que Rosas estaba vinculado, se erigía como el defensor de la independencia, recibiendo el aplauso del exiliado Libertador y siendo servido por figuras notables de la gesta de mayo, como Alvear, Guido, López y Planes, Brown, Sarratea, Soler, Necochea, entre otros.

Para finalizar Miguel Saredi dijo: «el Combate de San Lorenzo se destacó por enfrentar a ‘patriotas’ contra ‘realistas’, mientras que Caseros representó un conflicto interno con intervención extranjera, con consecuencias desfavorables para los vencidos. Este revés resultó en la pérdida de las Misiones Orientales, la soberanía sobre los ríos, la disminución del prestigio argentino en la cuenca del Plata, la fractura de la unidad nacional y el retorno a condiciones similares a las de la década del ’20, con el consecuente fortalecimiento del enemigo histórico».