A tan solo cinco días de la esperada final de la Copa Libertadores, se desató un incidente tenso en las playas de Copacabana, Río de Janeiro, que involucró a hinchas del Fluminense y simpatizantes de Boca Juniors.
Los argentinos que lucían con orgullo sus camisetas del Xeneize fueron víctimas de agresiones y robos por parte de seguidores del equipo brasileño, en una escena que ha generado indignación.
Pablo Moulia, uno de los afectados, relató su experiencia: «Nos cagaron a palos. Me robaron el celular. Éramos 30 y vinimos con reposeras a la playa a rompernos la cabeza». Además, se informó que incluso hubo agresiones contra mujeres por parte de hombres con indumentaria del Fluminense.
El incidente tomó un giro aún más preocupante cuando algunos agresores se grabaron mostrando el botón obtenido. En el video se aprecia cómo cuentan dinero frente a la cámara, amenazan con prender fuego a una musculosa de Boca Juniors y exhiben un gorro piluso con el emblemático número 12. Además, se pueden observar numerosas latas de bebidas energizantes y algunas botellas de alcohol, lo que agrega un componente de peligrosidad a la situación.
Este lamentable episodio ocurre a pocos días de la final de la Copa Libertadores, programada para el sábado 4 de noviembre en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. La Conmebol ha confirmado que el encuentro comenzará a las 17 horas, y se espera que sea un evento deportivo de gran trascendencia.
Es importante recordar que desde 2019, la definición de la Copa Libertadores se lleva a cabo a partido único, eliminando la tradicional instancia de ida y vuelta. La elección de Río de Janeiro como sede para esta final se realizó previamente a conocer qué equipos se enfrentarían, permitiendo al Fluminense jugar en el estadio en el que hace de local.
Este incidente en Copacabana es un recordatorio de la pasión y rivalidad que rodea al fútbol sudamericano, pero también destaca la necesidad de mantener la seguridad y el respeto entre los hinchas, independientemente de los equipos a los que apoyen. La violencia y el vandalismo no tienen cabida en el deporte y deben ser condenados enérgicamente.