El papa Francisco abrió la primera reunión mundial de líderes de la Iglesia, o sínodo, en cuatro años, con la que marca un momento decisivo para su agenda reformista. Sobre la mesa hay llamados a tomar medidas concretas para elevar a más mujeres a roles de toma de decisiones en la Iglesia, incluso como diaconisas, y para que los fieles católicos del común tengan más voz en la administración de la Iglesia.

Una cumbre del Vaticano que genera tanto esperanza como resistencia. Con una misa en la Plaza de San Pedro, el papa Francisco inauguró formalmente la reunión mundial de líderes de la religión católica, o sínodo, para tratar el futuro de la Iglesia católica.

El pontífice apuntó a “reparaciones” para convertir a la iglesia en un lugar de “bienvenida para todos”. Un pronunciamiento a favor de cambios que cuenta con el respaldo de los progresistas, pero despierta alarma entre los conservadores del clérigo.

Francisco inauguró el sínodo que apunta a reformas en la Iglesia

El papa Francisco abrió la primera reunión mundial de líderes de la Iglesia, o sínodo, en cuatro años, con la que marca un momento decisivo para su agenda reformista. Sobre la mesa hay llamados a tomar medidas concretas para elevar a más mujeres a roles de toma de decisiones en la Iglesia, incluso como diaconisas, y para que los fieles católicos del común tengan más voz en la administración de la Iglesia.

Una cumbre del Vaticano que genera tanto esperanza como resistencia. Con una misa en la Plaza de San Pedro, el papa Francisco inauguró formalmente la reunión mundial de líderes de la religión católica, o sínodo, para tratar el futuro de la Iglesia católica.

El pontífice apuntó a “reparaciones” para convertir a la iglesia en un lugar de “bienvenida para todos”. Un pronunciamiento a favor de cambios que cuenta con el respaldo de los progresistas, pero despierta alarma entre los conservadores del clérigo.

Y es que en la agenda de prioridades hay llamados a ascender a más mujeres a roles de gran valor en la iglesia, incluso como diaconisas; formas de dar una mejor inclusión a los católicos de la comunidad LGBTIQ+; nuevas medidas de rendición de cuentas para verificar cómo los obispos ejercen su autoridad para prevenir abusos; el impacto del cambio climático en los pobres y que los feligreses del común tengan más voz en la iglesia.

No es un parlamento polarizado, sino un lugar de gracia y comunión

Si bien en este encuentro del Vaticano no se tomará ninguna decisión vinculante y es solo la primera sesión de un proceso de dos años, la cumbre subraya la aguda línea de división entre la línea liberal y conservadora de la Iglesia y marca un momento decisivo para Francisco y su propuesta de reformas.

El pontífice argentino conoce las fricciones que generan sus llamados a reformas, pero insiste en asumir los desafíos.

En su homilía, el papa recordó que San Francisco de Asís también enfrentó divisiones y tensiones a lo largo de su vida y respondió con oración, caridad, humildad y unidad cuando le pidieron “reconstruir” la iglesia.

“¡Hagamos lo mismo! (…) Y si el pueblo santo de Dios con sus pastores de todo el mundo tiene expectativas, esperanzas y hasta algunos temores sobre el sínodo que iniciamos, sigamos recordando que no es una reunión política, sino una convocatoria en el espíritu. No es un parlamento polarizado, sino un lugar de gracia y comunión”, recalcó el máximo representante del Vaticano.

El pontífice destacó que en tiempos difíciles existe la tentación de ser “una iglesia rígida”, que se arma contra el mundo, mira hacia atrás y se encierra en sí misma, pero que, en cambio, se debe dar una visión alternativa:

Una iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga; una iglesia que bendice y alienta, que ayuda a quienes buscan al Señor, que con amor despierta a los indiferentes, que abre caminos para atraer a las personas a la belleza de la fe. Una iglesia que tiene a Dios en su centro y, por tanto, no está dividida internamente y nunca es dura externamente

El ascenso de las mujeres en la Iglesia, en la primera línea de las propuestas

Antes de que iniciara la reunión, se sentó un precedente histórico, debido a que el papa decidió permitir que las mujeres y los laicos votaran junto a los obispos en cualquier documento final que sea elaborado.

Aunque menos de una cuarta parte de los 365 miembros votantes no son obispos, la reforma es un alejamiento radical de un sínodo de obispos tradicionalmente centrado en la jerarquía.

“Es un momento decisivo (…) Esta es la primera vez que las mujeres tienen una voz cualitativamente diferente en la mesa, y la oportunidad de votar en la toma de decisiones es enorme”, afirmó JoAnn López, una ministra laica, nacida en India, que ayudó a organizar dos años de consultas antes de la reunión en las parroquias donde trabajó en Seattle y Toronto.

Las posibles reformas generan grandes expectativas. Algunos activistas desplegaron una enorme pancarta púrpura en una plaza cercana que decía “ordenar mujeres”, petición para que ellas también ejerzan como sacerdotisas.

Durante décadas, las mujeres han sido excluidas del sacerdocio y de los más altos rangos de poder, pero son responsables de la mayor parte del trabajo de la institución: enseñar en escuelas católicas, administrar hospitales y transmitir la fe a las siguientes generaciones.

Por tanto, muchas exigen una mayor toma de decisión en la administración de la Iglesia, al menos con derecho a votar en los sínodos periódicos del Vaticano, pero también el derecho a predicar en misa y ser ordenadas como sacerdotes o diáconos.

Pero la posibilidad de cambios, tanto para elevar el rol de las mujeres, como la inclusión abierta de la comunidad LGBTIQ+, también han desatado fuertes críticas por parte de los religiosos más radicales, que afirman que las reformas planteadas por Francisco generan confusión y podrían conducir a un cisma en el seno de la iglesia.

“Desafortunadamente, está muy claro que la invocación del espíritu santo por parte de algunos tiene el objetivo de presentar una agenda que es más política y humana que eclesial y divina”, aseguró el cardenal estadounidense Raymond Burke, quien agregó que intentar desviar la autoridad de la jerarquía  “pone en riesgo la identidad misma de la iglesia”.

El pasado lunes, Francisco aseguró que los cardenales no deberían tener miedo de las preguntas que plantea un mundo cambiante y tras ser cuestionado específicamente sobre las bendiciones de la Iglesia para las uniones entre personas del mismo sexo, el papa sugirió que podrían permitirse siempre y cuando no se confundan con el matrimonio sacramental.

“El mundo quizás se acerca a un punto de quiebre”

Ante el cambio climático y sus impactos, especialmente en las poblaciones menos favorecidas del planeta, Francisco también llama a la acción.

El papa remarcó que “el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre” y criticó duramente lo que considera una política “incapaz” de afrontar la crisis medioambiental, por intereses de poder y económicos.

Así lo expresó en una nueva exhortación publicada este 4 de octubre, titulada “Laudate Deum”, que  llega como una continuación de su llamada “encíclica verde”, difundida hace ocho años. Desde entonces, no ha habido reacciones suficientes”, resaltó.

El pontífice insistió en que no se puede negar el calentamiento global, pero destacó que es “indudable” que su impacto “perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas”.

“Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas”, motivo por el que reiteró su llamado a los responsables políticas a ejecutar a cabalidad los compromisos adquiridos para mitigar la mayor amenaza que enfrenta la población de todos los rincones del planeta.

En aras de dar los pasos necesarios, el líder de la Iglesia católica rechazó la versión de quienes aseguran que “reduciendo el uso de combustibles fósiles y desarrollando formas de energía más limpias, se provocará una reducción de los puestos de trabajo”, ya que “la transición hacia formas renovables de energía, bien gestionada, así como todos los esfuerzos de adaptación a los daños del cambio climático, son capaces de generar innumerables puestos de trabajo en diferentes sectores”.

Francisco recalcó que las soluciones más efectivas deben provenir “ante todo de las grandes decisiones en la política nacional e internacional”, pero apeló a cambios individuales, debido a que “todo suma”.

Por Yurany Arciniegas-France24 con Reuters, AP y EFE

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