La Provincia de Buenos Ayres ocuparía, por su extensión geográfica, el puesto número 69 y por su población el 61, entre los Estados reconocidos por la ONU. Argentina está entre las 27 economías más importantes del planeta, donde aquella contribuye con el 40% de su Producto Bruto Geográfico al PBI nacional. Tenemos 135 municipios empobrecidos, que no son pobres.

El territorio bonaerense, durante el Virreinato del Río de la Plata, estuvo dividido por dos regiones, una con jurisdicción en el Cabildo del Buen Ayre y, la otra, con el Cabildo de Luján. En febrero de 1820 se constituye en Provincia y, al año siguiente suprimen los Cabildos. La administración de esta amplia geografía quedará en poder del gobierno de Buenos Ayres hasta 1880, en que se perderán 200 km2 de su territorio con la Federalización de la Ciudad del Buen Ayre, que la convierten en centro del gobierno federal. Esto obligó a designar una nueva capital, creándose la ciudad de La Plata en 1882, que tendrá a cargo la gestión bonaerense.

La política centralista exigirá que el gobernador, de la provincia más importante de la nación, estuviera cerca de aquel poder central, para vigilar y controlar (y castigar). Por otro lado, la reforma constitucional de 1994 haría imposible que los bonaerenses recuperemos el territorio despojado por la federalización, si la Capital argentina fuese trasladada a otro lugar, dado el estatus jurídico de CABA.

Actualmente, el gobernador no es elegido por su pueblo, solo legitima con su voto la decisión que otros toman, incluso los Intendentes sobrellevan la misma fatalidad. Los 135 Partidos-municipios están subordinados a los intereses políticos del gobierno platense, como éste lo está del régimen nacional. Los pueblos son unidades recolectoras de votos, y sus vecinos votos andantes. El federalismo es letra muerta.

El unitarismo bonaerense está legalizado por un Decreto de la Dictadura militar de 1958, y tiene supremacía por sobre la Constitución Nacional. Solo el gobierno de Cafiero intentó modificar esta situación, pero Menem como Duhalde y el alfonsinismo lo impidieron. Peor aún, la presidencia de Alfonsín inventó la Ley de Coparticipación Federal para restarle recursos a nuestro pueblo. Nos cortaron las piernas.

En 40 años de democracia pasamos del anhelo de una Comunidad Organizada a una provincia fallida.

Contamos con una macrocefalia conurbanense de 24 municipios con 229 localidades (220 están en condiciones de adquirir la categoría de Nuevos Municipios superando los 10 mil habitantes y 43 sobrepasan los cien mil pobladores), con una densidad poblacional de 8.200 hab./km2, donde la media provincial es de 53,56 hab./km2. El territorio provincial representa el 11% del nacional y el Conurbano el 1% de la superficie argentina y comprende menos del 2% del provincial, concentrando el 67% del total de su población y el 18% de la nación. El 39% de los votos nacionales están en la provincia, el 25% en el Conurbano y es el 63% del padrón bonaerense. Estos 2.972 Km2 de superficie se han convertido en un inmenso agujero negro que fagocita la energía y el esfuerzo de todos nosotros.

Las cifras de familias e historias de vida indican que la tasa de pobreza alcanza el 36% de los hogares y el 45% de los habitantes. Ese dato contrasta con el 39,2% de pobreza a nivel nacional. Además, hay tenemos un 8,1% de hogares afectados por la indigencia y el 9,8% de la población es indigente. Los datos de pobreza se funden a la vez con las cifras duras de la delincuencia y la inseguridad, según el último informe del Ministerio de Seguridad de la Nación, el conurbano lidera las cifras de víctimas de homicidios dolosos.

Los niveles de inseguridad alimentaria severa son del 11,3% para el conurbano, con un 21,6% de hogares sin agua corriente, lo mismo con las viviendas precarias que es el 17%. El rezago educativo primario fue del 17,8% para 2022. El desempleo está en el orden del 37% y, el Registro Nacional de Barrios Populares (villas miserias) marca un aumento en los 24 partidos conurbanense, con un total de 981 de asentamientos precarios. En toda la Provincia tenemos 1.970 villas, con 520 mil viviendas y 572 mil familias. En Argentina existen 5.687 villas, 1.06.200 viviendas y más de 1.168.000 familias. También se menciona en los registros 316 sitios solo consignados como “otros”.

Según un informe de UNICEF, para final de esta década argentina contará con una población infanto-juvenil subalimentada de unos 8.500.000 pibes, ¿qué haremos con ellos?

Según informe del Ministerio de Seguridad, los delitos en el conurbano se han incrementado de manera alarmante. Así mismo, la cantidad de víctimas de lesiones dolosas creció sustancialmente, también crecieron exponencialmente las víctimas de delitos contra la integridad sexual y los robos lideran el ranking nacional, muy lejos del resto de las provincias, como las víctimas de homicidios por narcotráfico están ascendiendo.

El escenario descripto es doloroso, producto de las malas decisiones políticas que han tomado en las últimas décadas. La dirigencia política, desconoce el potencial de nuestra provincia como la capacidad de su pueblo. En 40 años de democracia solo les ha interesado acumular y conservar el poder político, sin importar las consecuencias. Ahora, debemos preguntarnos: estos candidatos que están apareciendo ¿tienen las condiciones necesarias para revertir la actual situación?

Nadie se salvará de manera individual, la colaboración es clave, unidos los bonaerenses lograremos forjar un mejor destino, porque la solidaridad, la que siempre ha caracterizado a nuestro pueblo, será la fuerza necesaria para abrir camino hacia el bien común de una Comunidad Organizada.

Luis Gotte La trinchera federalCo-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022.