En 1763 el Imperio Británico desplazó parte de su flota al Río de la Plata con la misión de ocupar Buenos Aires, sus tripulantes aventureros a quienes según avisos aparecidos en las calles de Londres, le aseguraban “libertad absoluta para saqueo”, fueron los encargados de llevarla a cabo bajo el mando John Mac Namara, aventurero valeroso y experimentado, el cual armó por su cuenta un navío, el «Lord Clive», de 64 cañones que le vendió al Almirantazgo, como podemos ver el complejo militar-industrial tiene su historia.
Este navío fue hundido frente a las costas de Colonia y sus restos rescatados hace poco tiempo.
Así comenzó la historia de la influencia británica en estas tierras para ser colonia, ser una perla más en la Corona.
Historia que a pesar de distintos avatares, mantiene una continuidad que no es tenida en cuenta, hoy Argentina sigue siendo la perla del sur; con la base militar de la OTAN en Malvinas, la vigencia a toda orquesta del Tratado de Madrid de 1991 conocido como el Versalles argentino, la presencia activa de la Embajada Británica en Buenos Aires en acción tras bambalinas, sus empresas y sus servicios de inteligencia, perpetúan su influencia política, económica y militar.
En 1763 su aliado para la conquista fue Portugal, hoy es Estados Unidos.
Ya no necesita naves ni aventureros, pero sí necesita que Argentina acepte sus “reglas” para seguir bajo la “protección” de la corona, una de las cuales es que no tengamos desarrollo nuclear. Para lograr esto, dada su decadencia política, militar, económica, siguiendo el ejemplo del minué “City de Londres-Wall Street, opera sobre el gobierno de Estados Unidos para continuar colonizando Argentina.
Colonizar significa que Argentina no sea una nación soberana.
El concepto de Soberanía Política de una Nación es aceptado como dimensión formal por todos los países, aunque muchos pueblos todavía estén privados de su ejercicio.
La evolución de los acontecimientos actuales reclama la creación de nuevas soberanías, Tecnológica y Financiera, para integrarlas a la soberanía Política. Tanto la soberanía Financiera, como la soberanía Tecnológica son tan necesarias como la Política. Con solo soberanía política un pueblo-estado-nación no puede alcanzar sus objetivos políticos, sociales, económicos y culturales libremente.
Una nación con soberanía política, financiera y tecnológica, no depende de nadie, es libre en política, finanzas y tecnología.
“En lo Científico-Tecnológico se reconoce el núcleo del problema de la liberación. Sin base C-T propia y suficiente, la liberación se hace imposible. La liberación del mundo en desarrollo exige que este conocimiento sea libremente internacionalizado sin ningún costo para él. Hemos de luchar para conseguirlo; y tenemos para esa lucha que recordar las esencias: todo conocimiento viene de Dios”.
Si EEUU envía a funcionarios de alto nivel, para impedir la ejecución del acuerdo que la estatal Nucleoeléctrica Argentina firmó con la Corporación Nuclear Nacional China (CNNC) para la construcción de la central nuclear Atucha III, destinada a complementar la generación eléctrica de los complejos Atucha I y II, que dicho acuerdo no solo prevé que el gigante asiático financie el proyecto —cuyo costo total superaría los 8.000 millones de dólares— sino que se utilice la tecnología Hualong One, un tipo de reactor nuclear diseñado en China, ¿no es para boicotear dicho acuerdo y eliminar nuestra soberanía nuclear, su desarrollo, ampliación y una fuente de recursos que pocos países están en condiciones similares de ofrecer al resto del mundo? ¿Acaso no es esta la mejor integración estratégica mundial que dispone la Argentina hoy? Desde hace 73 años con la creación de la CNEA y luego del acuerdo Perón-Eisenhower, entonces presidente de EEUU, de “Átomos para la Paz”, la Corona y sus aliados comenzaron un ataque a nuestro desarrollo nuclear, que se mantuvo y ahora se retoma para eliminarlo definitivamente.
Para esto llegó a Argentina Christopher Hanson, presidente de la Comisión Reguladora Nuclear de EEUU, tan solo semanas después de la visita del vicesecretario de Energía del Gobierno estadounidense, David Turk, y luego la número dos de la política exterior estadounidense Wenley Sherman, para terminar de fortalecer la catarata de visitas estadounidenses, el 17 de abril viajará a Argentina Laura Richardson, jefa del Comando Sur de las Fuerzas Armadas y una de las jerarcas estadounidenses que más desembozadamente ha apuntado contra lo que Washington considera una avance de la influencia china en Sudamérica.
¿Dejaremos de ser una perla de la Corona de una buena vez y para siempre?
JUAN JOSÉ BALATTI ROZADOS