Nuestra América, que no es la Gringa, ha generado algo maravilloso: la capacidad de reproducir, generación tras generación, grandes pensadores. Ni ideólogos ni intelectuales, sí pensadores.

Los dos últimos, de esta raza de héroes, que hemos leído son el boliviano Andrés Solíz Rada (fallecido) y el argentino Marcelo Gullo (hoy amenazado y censurado).

Sin embargo, y como nación colonializada por la britanidad, también surgen los vendepatrias, los anti-hispanistas, atlantistas y globalistas. Enemigos de la Gran Nación Americana, la Patria Grande de Artigas. Por cada uno de los nuestros aparecen diez de ellos. Entre estos últimos tenemos al boliviano García Lineras y al colombiano Gustavo Petro.

El Boliviano, inventor de Evo y del plurinacionalismo (Solíz Rada era partidario de la “bolivianidad” o nacionalismo cultural, influencia de Arturo Jauretche) formulaba, en abril de 2014, un llamado a Europa para que “vuelva a iluminar el destino del continente y del mundo”. Obviamente, no vamos a profundizar en esta frase, porque no se necesita decir nada.

Hoy, este marxista anclado en los ’70, anda reptando por Provincia de Buenos Ayres. El Partido Justicialista, presidido “de facto” por el hijo de la Vicepresidente del Estado Plurinacional de Argentina, lo ha invitado para ideologizar (no es adoctrinar) nuevos cuadros políticos del post-peronismo, evolución al socialismo.

Más trágica es la presencia de Petro, presidente de Colombia. Un latinoamericano de pocas luces y muchos decires, un intento de émulo del uruguayo Eduardo Galeano que, probablemente, presintiendo la existencia de un Cielo y un alma, pidió perdón por sus palabras antes de partir hacia algún lado. Desde el Palacio de Nariño salió a confrontar con el conductor de la nación de El Salvador, Nayib Bukele, quien está ejecutando políticas públicas tendientes a pacificar los pueblos. Imaginen cientos de Rosarios (Santa Fe, Argentina) esparcidos por toda la patria salvadoreña. Como se dice en nuestras tierras, a grandes males grandes remedios. Dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada. Pero el colombiano sigue el libreto de la progresía, que es el de la Agenda 2030 (ONU-USA): degradación e insectificación.

Nos dice uno de los últimos pensadores de nuestra generación, que “ante todo se trata de recorrer las vías de la integración hacia la configuración de la Unión Sudamericana y la Patria Grande.

Solos, separados, contamos muy poco y no iremos a ninguna parte.

Sería callejón sin salida que nos condenaría como segmentos marginales, empobrecidos y dependientes de los grandes poderes mundiales” (Marcelo Gullo, “Patria Grande”, 2014). Con los actuales dirigentes, seguramente seguiremos siendo lo que somos: tierras saqueadas y pueblos tristeados.

El cubano José Martí y el argentino Manuel Ugarte decían, allá por principios del S.XX que, nuestra América deberá pelear por una Segunda Emancipación, esta vez contra Gringolandia.

Luis Gotte, La pequeña trinchera