En la última sesión del HCD de La Matanza, tras cumplirse hace unos días un nuevo aniversario del Paso a la Inmortalidad del General José de San Martín, le rindió un emotivo homenaje, el concejal, Jorge Carrasco.

Carrasco comenzó diciendo: «El 17 de agosto de 1850 el yapeyuano José Francisco de San Martín y Matorras pasa a la inmortalidad. Y lo hace frente a una enorme injusticia, la injusticia escrita por la hegemonía de la historia oficial. Un acto injusto que duró muchos años en la argentina y que aún no está vencida, porque muchos siguen acudiendo a las falsedades históricas sobre el verdadero Don José de San Martín».

«Los que abrazamos el revisionismo histórico y lo llevamos a cada lugar donde podemos, estamos casi convencidos que San Martín es el personaje más desconocido en la generalidad, o por lo menos reducido, minimizado, frente a su verdadero rol político de su tiempo», continúo.

«Fue un hombre excepcional, honesto intelectualmente, con un coraje inédito, inteligente y estadista, de convicciones sólidas y un verdadero vanguardista sobre la idea de libertad. A mano alzada diríamos que liberó Argentina, Chile y Perú sin pedir pleitesía, por eso jamás exigió nada a cambio. Ejerció la autodeterminación de los pueblos mucho antes que nacieran las doctrinas modernas. Queda claro que a partir de las reformas de los Borbones a mediados del siglo XVII, desencadenó un profundo proceso de pensamiento filosófico y político que a principios del siglo XIX influenciaban con potencia al joven José Francisco y que lo llevó a ser un actor indispensable en el desenlace rioplatense. Nosotros diríamos Unidad de concepción para la Unidad de Acción, y esto es peligroso para algunos».

Jorge Carrasco

«Así que se lo caricaturizó, se lo redujo a un hombre que estuvo en algunas batallas, que cruzó los Andes sobre un imponente corcel blanco, liberó la patria, murió pobre, y si prestamos atención, hay estatuas de él en algunas plazas y punto. Eso es Don José de San Martín, o para ser más fiel a la historia oficial, eso debe ser Don José de san Martín, un semi dios inigualable por cualquiera de nosotros, de otro tiempo, inalcanzable, surreal. Y esto es una trampa de la historia oficial, porque no conviene mostrar a Don José Francisco como el hombre mortal, como el idealista y corajudo que fue, que sufrió embestidas, persecuciones y falacias oficiales producto de su mortalidad, de su finitud, pero que a pesar de sus dolencias supo construir en el pueblo las resistencias necesarias contra los opresores», señaló Carrasco.

Y expresó además: «¿O creen que fue casualidad que poco y nada se hable de sus conflictos con Rivadavia?, ¿o pocos conozcan a Juan Bautista Bustos, o en la vereda opuesta a Vicente Fidel López?. Mitre por lo menos lo llamo prócer, pero también se encargó de reducir su figura. No es mi idea el día de hoy arrojar datos para que caigan en un saco roto y ocupen algunos minutos para decir algunas palabras bonitas. Es interpelar nuestro lugar como personas que habitamos y transcurrimos la vida en esta tierra argentina y latinoamericana, nuestro rol de hombres y mujeres que asumimos la causa pública como modo y filosofía de vida».

«José Francisco de San Martín y Matorras debe ser un tipo ideal de naturaleza aspiracional para nosotros y solo es posible bajo dos condiciones:Primero, cuando entendemos que no fue un semi dios, sino un hombre común que asumió los intereses del pueblo y decidió con mucho coraje y valentía luchar por eso. Eso le agrega más valor que pintarlo como un ser metafísico e inalcanzable».

Para finalizar dijo: «Romper la inercia de la historia oficial es la tarea de todos y todas, pero fundamentalmente de las generaciones jóvenes que deben resistir a la espectacularización de nuestra cultura contemporánea, y que desestima estos asuntos de vital importancia para la construcción definitiva y para siempre de una patria libre, justa y soberana. Y segundo, ser capaces de romper la pleitesía que se caracteriza por refinados modales políticamente correctos que encarcelan toda posibilidad de desarrollo político de nuestros pueblos. Porque, aunque nos encuentre la derrota al final, habrá valido más que una victoria casual teñida de sumisión y dependencia. Recuperar la voz soberana es una tarea ardua y laboriosa, pero indispensable, para entendernos parte de la misma lucha que alguna vez tuvo como protagonista a José Francisco de San Martín y Matorras».