Antes pasaba con las estampillas, y ahora con los billetes o las monedas: cuando sale una serie defectuosa aumentan su valor ya no como dinero sino como objeto de colección. Y quienes tienen pasión por estos ejemplares escasos, pagan fortunas por papeles que ya no tienen valor como moneda.

No se trata de ediciones especiales, como la mayoría de las colecciones poseen. Son dinero real, que fue impreso para comerciar, pero que por algún motivo no quedaron idénticos a los originales.

Es el caso de los billetes de $10: los famosos marrones con la cara de Manuel Belgrano. Aunque siguen siendo de uso corriente, ya casi no circulan porque se reemplazaron por las monedas, y porque sólo sirven para pequeños cosas como caramelos.

Pero antes de deshacerte de uno de estos billetes, controlá que la cara del prócer esté bien puesta en el papel. Porque hay una serie que salió con un error de impresión, y hoy multiplicó muchísimas veces su valor.

La característica que le da este valor al papel moneda es que la cara del General Manuel Belgrano está al revés. Mirando las letras, vemos que el prócer quedó cabeza abajo.

Pero no es un error tan visible como podríamos pensar: además del dibujo con tinta del rostro, que está bien colocado, hay una marca de agua, una figura que se ve a trasluz, como en relieve: ésa es la que quedó hacia abajo.

El lugar donde se pueden vender los billetes de $10 con este defecto, es en Mercado Libre, donde los coleccionistas suelen buscar y ofrecer interesantes sumas de dinero. En este caso, se ha llegado a pagar 27 mil pesos por un billete defectuoso.

Algo similar sucedió con los billetes de 50, que tenían dibujada un cóndor andino. Algunos con un problema en la tinta, que hacían que se vieran rosados, llegaron a cotizarse a 50 mil pesos.