En 1946 surge el Estado Justicialista, junto al “coronel de los trabajadores”, Juan Domingo Perón, quien conducirá los destinos de la Nación Argentina, Justa Libre y Soberana con su doctrina Nacional.

Lejos de todo ideologismo europeo, tanto de derecha como de izquierda, los males de nuestra Patria, surge la Tercera Posición en un intento de generar una unidad de concepción con las naciones de la América Hispana, hacia el Continentalismo. Surge el Atlas, un nuevo Movimiento Sindical para nuestros trabajadores.

La “Nueva Argentina” con Justicia Social propone una economía al servicio del pueblo trabajador. Queda la vieja argentina atrás, de la confrontación, de los olvidos, de los silencios, de los sumergidos. Donde hay una necesidad hay un derecho. Los niños, la juventud, los ancianos, la familia, el trabajador serán reconocidos por la Constitución Justicialista de 1949. Los Planes Quinquenales integran, en colaboración y cooperación, el trabajo con el capital. Se robustece el hogar, como célula familiar; la escuela, modelador del carácter; el trabajo como ordenador social.

El peronismo le da al amor categoría política. Único caso en el mundo. Los descamisados, los pobres, los niños son los protagonistas de la historia del peronismo. Pero, los únicos privilegiados siempre serán los pequeños. Un pueblo puede olvidar muchas cosas, pero nuca a sus hijos, a los que hay que cuidar y proteger, con amor y educación. Son la base para el sostenimiento de la Comunidad Organizada, para una Patria grande y un pueblo feliz.

En la Argentina peronista, que no es revolución con sangre, se mantiene las bases fundacionales hispanista y federal, se parte de la Doctrina Social de la Iglesia, del pensamiento americano y los sueños de nuestro pueblo, tuvieron en Perón y su gobierno, no solo la posibilidad de ser escuchados en sus necesidades, sino de convertirlas en bandera para transformarlas en derechos, y el principal de ellos fue asegurarles el mínimo indispensable para vivir, un salario para comer, habitar, vestirse y educarse. Porque Perón y Eva sabían muy bien que sobre el dolor y la miseria nada se construye.

Después que la historiografía, los de derecha liberal o la izquierda progre –todos ellas con anteojeras europeas- digan lo que quieran. La verdad es esta. Un gobierno peronista jamás olvida a sus hijos, ellos no vuelven a los basureros. El peronismo es amor y pueblo.

Luis Gotte, La pequeña trinchera