Otra aberrante agresión sexual tuvo lugar en la ciudad bonaerense de Chivilcoy. Se trata de una violación grupal denunciada por una joven de 26 años el pasado sábado 21 de mayo. Reflota la necesidad de crear un Registro de Violadores.

La muchacha se desempeña como oficial de la Policía Comunal de Chivilcoy. La víctima apuntó contra cinco pibes en una casa de la mencionada ciudad bonaerense. Asimismo, al ampliar su testimonio reveló que fue drogada dentro de un auto a la salida de un boliche.

Según informó la agencia de noticias Télam, todo sucedió pasadas las 5 de madrugada cuando se retiraba del boliche «Babakos», ubicado en la avenida De Tomasso y la calle 504, de esa ciudad, a unos 160 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.

A partir de la denuncia se inició una causa penal caratulada “abuso sexual”, que está siendo investigada por la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6 del Departamento Judicial Mercedes.

REGISTRO DE VIOLADORES

Este aberrante hecho vuelve a traer a la mesa la necesidad de crear un Registro de Violadores, proyecto creado e impulsado por el Diputado Nacional (MC) Dr. Miguel Saredi, que nunca fue sancionado en la cámara baja.

Ante casos como este, crece la necesidad de generar cosas que sirvan como un factor de presión o disuasivo como es la creación de un registro”, señaló Saredi. En esa línea, y considerando la reincidencia, planteó que “la imputabilidad tiene mucho que ver con el registro porque las personas que están registradas y señaladas por cometer este tipo de delito, hace que después se cuiden y no lo vuelva a cometer”.

Cabe recordar que la iniciativa fue presentada por Saredi en 2003, pero nunca fue sancionada. “Se trató en comisión y no pasó de ahí”, remarcó, y recordó haber sido “muy criticado porque decían que estigmatizaba a las personas condenadas o que habían cometido delitos contra la integridad sexual”. “Es un proyecto que apunta a los delincuentes o condenados en delitos contra la integridad sexual, como abuso deshonesto y violación, los dos delitos mayores”, señaló.

[Video] Miguel Saredi sobre la creación del Registro de Violadores

La denuncia textual de la mujer abusada en Chivilcoy expresa:

“Anoche, tipo once de la noche, llegué al boliche Babakos, ubicado en la intersección de avenida De Tomaso y calle 504, donde se realizaba una fiesta. Yo fui a Babakos sola, en un remis. Yo no me acuerdo cómo fue que llegué hasta ese lugar.

Yo no había arreglado en encontrarme con nadie, fui sola, suponiendo que tal vez alguna de mis amigas también irían. En la confitería me encontré con una conocida que se llama Y.B, que estaba con otra chica que se llama C. Estuve con ellas bailando toda la noche.

En un momento se nos unió un rato un chico que se llama M.D. al que conozco desde hace muchos años, pero solo de vista. No se más nada él. El pibe bailó un rato con nosotras y se fue.

Pasadas las 5.00 horas, yo me fui de Babakos. Salimos con las chicas, pero una vez en la calle, las perdí de vista, no se qué se hicieron. Mientras estuvimos dentro del boliche tomamos alcohol, tomamos cerveza, fernet y vodka.

M.D se ofreció acompañarme y llevarme a mi casa, porque no me quería dejar sola “en ese estado”. Al parecer M… me vio un poco tomada y por eso me ofreció compañía, pero yo no acepté irme con él.

Después de despedirme me crucé con personal de Guardia Urbana Municipal y les dije que me faltaba el celular. No sé cuanto caminé, creo que fueron una o dos cuadras y se me puso a la par un auto, nuevo, de color blanco.

El conductor bajó el vidrio y me llamó por mi nombre y me dijo “F…. subí que te llevo”, yo nunca antes lo había visto, ni sé quien es. El me insistía que me subiera para llevarme a mi casa. Yo primero no quería subir, pero en un momento me dijo en forma intimidante “te conviene subir”, entonces yo me subí.

En el auto no había nadie más. El chico tendría cerca de 30 años, más o menos, alto, delgado, de tez blanca, pelo corto y no me acuerdo más características. Habríamos hecho unas dos cuadras y él – no sé de dónde sacó una jeringa y me pincho en el antebrazo izquierdo. Algo me inyectó, pero no sé que era. Me dijo que antes de llevarme a mi casa íbamos a pasar por otro lugar donde había “joda” y después me llevaba a mi casa.

Yo no sé que rumbo tomó, pero en un momento dado, entramos en una quinta. Cuando entramos me bajé del auto y el chico también. Ahí me acuerdo que me crucé con una chica que había visto antes, no recuerdo su cara ni otras características, solo me acuerdo que tenía puesta una pollera corta de color verde. Le dije a la chica que me quería ir a mi casa y ella me respondió “tranquila que después te vas a ir a tu casa, acá vienen muchas chicas como vos.

Desde ahí el chico del auto me condujo hasta adentro de la vivienda y se nos unió otro hombre, al que yo nunca ví.

El lugar estaba todo oscuro. Una voz gruesa le dijo al chico del auto “bueno, ahora arrancá, si ya sabés a lo que está acostumbrada ella” (sic). Que en ese momento entendí que se refería a mí como que yo era una trola. Me di cuenta que se sumaron 3 o 4 hombres más. Eso lo puedo decir por las voces y porque fueron varias manos las que me tocaban el cuerpo, pero nunca les pude ver las caras.

Cuando todos terminaron de violarme, como pude agarré mi ropa que estaba en el piso y me vestí. El mismo chico del auto blanco, me volvió a subir y me llevó a unos 50 metros de la casa de mi mamá.

Llegué a la casa de mi mamá llorando, ahí me atendió mi hermanito menor, de 16 años. Mi hermano me vio llorando, se asustó y llamó a mamá –por teléfono- que estaba trabajando. Al rato llegó mi hermano más grande, me vio llorando y mal, pero tampoco le di detalles de lo que había pasado. Pasó un ratito y llegó a la casa de mi mamá una ambulancia en la que me llevaron al Hospital.

No me causaron lesiones, no me golpearon, aún no me bañé y tengo puesta la misma ropa que vestía al momento del hecho. Los sujetos que me violaron nunca se llamaron entre ellos por sus nombres, no me acuerdo la cara de la chica de la pollera verde, sólo la vi a la entrada y no la volví a ver.