Por Yasmin Ali

Fue una de las voces más escuchadas del tango en los 30s. Pero cuando su carrera parecía no tener techo, de un día para otro decidió dejarlo todo y marcharse a Córdoba. Su historia y las versiones que la habrían llevado a tomar esa decisión.

«Te quiero como no te quiso nadie como nadie te querrá…», dicen los versos del famoso tango Te Quiero que inmortalizó Aída Elsa Falcone, conocida artísticamente como Ada Falcón, quien en épocas donde solo los hombres triunfaban en el género ella logró hacerse un lugar. Pero en su mejor momento, y de manera misteriosa, decidió dejarlo todo y marcharse a un convento de Córdoba. La historia de una artista con una voz única y una historia de amor la marcaría para siempre.

Ada nació el 17 de agosto de 1905 en la estancia «Los Paraísos» de Ituzaingó, fue la menor de tres hermanas que también se dedicaron al canto: Amanda y Adhelma. Ya desde muy chica, a los 4 años, le manifestó a su madre sus deseos de dedicarse al canto y tuvo su debut en la Sociedad de San Vicente de Paul donde la bautizaron como «La joyita argentina». A los 14 años, en 1919, tuvo su primera aparición en el cine con El festín de los caranchos y tiempo después actúo en el Teatro Apolo donde interpretaba tonadillas.

Su verdadero nombre era Aída Elsa Falcone y tomó el nombre artístico de Ada Falcón.

El 15 de julio de 1925 grabó su primer disco junto con la orquesta Osvaldo Fresedo, su carrera comenzó a ir en aumento y terminó filmando tres películas. Su poder de interpretación lograba que se destaque en un mundo que hasta ese momento solo era de hombres y para la década del 30 ya era una de las cancionistas más importantes del tango.

En 1929 conoce al director de orquesta Francisco Canaro, su gran amor, y con quien trabajó hasta su retiro grabando quince discos por mes. En 1933 Canaro le dedicó el vals Yo no sé que me han hecho tus ojos. En 1995, en una entrevista con Clarín, recordó: «¡Qué ojos! Usted no se imagina lo que era yo. Bastaba con mirarme los hoyitos de las mejillas, los dientes, las piernas. Decía Discépolo de mí: «Es tan divina, que hace mal mirarla».

Logró triunfar en el tango en una época impensada para las mujeres.

Cuando parecía que la carrera de Ada no tenía techo, en 1935 decidió no hacer más presentaciones en público y Radio El Mundo debió darle una pequeña sala para que siguiera grabando. Algunos le atribuyen esto a «sus aires de diva»Lo cierto es que sus presentaciones comenzaron a ser cada vez más esporádicas.

 

3 años después, en 1938, decidió terminar su relación laboral con Canaro aunque siguió grabando hasta 1942 con el disco Corazón encadenado y el vals Viviré con tu recuerdo. Sorprendió al mundo artístico cuando, prácticamente de un día para el otro, se retiró de los escenarios vendiendo sus propiedades y autos para mudarse junto a su madre a una casa de Salsipuedes en Córdoba. En 1981 su madre murió y decidió recluirse en un convento franciscano.

Francisco Canaro fue su gran amor, también su gran dolor.

Durante todos esos años no brindó ninguna nota, recién lo haría en 1982 pero jamás aclaró los motivos que la llevaron a tal decisión. Los rumores fueron muchos, pero todos en torno a Canaro y la historia de amor que no pudo ser y que tanta pena le causaría.

 

Un músico de la orquesta y biógrafo de Canaro dio algunos indicios de lo que podría haber llevado al retiro a la artista. Cuando Ada conoció al director de orquesta este estaba casado con una francesa y la cantante le insistió que se separe para casarse con ella. Él aceptó en un primer momento, pero luego cambió de parecer porque de hacerlo su primera mujer se quedaría con la mitad de su dinero.

Pero existen otras versiones: una dice que mientras los amantes descansaban entre función, Ada estaba sentada sobre las faldas de Canaro cuando entró la francesa y sacó un arma en un intento de asesinarlos. La otra asegura que su hermana, Adhelma, tuvo un romance con el compositor y al enterarse de esto jamás le volvió a dirigir la palabra.

En una de las pocas notas que dio dijo sobre su retiro: «En plena juventud tuve riquezas y belleza, tuve una visión maravillosa del Señor y no vacilé un instante en dejarlo todo y recluirme en las sierras con mamita, en un convento franciscano, y vivir con humildad. Desde que nací, dormí junto a mi madre, y su muerte me destrozó».

Ada en el documental Yo no sé que me han hecho tus ojos.

Volvió a Buenos Aires en 1989 para reclamarle a la discográfica Odeón de no querer reeditar sus discos, aunque había sido Ada quien negó los derechos, y señaló a su hermana de hacerse pasar por ella. La misma que habría tenido un romance con Canaro.«Durante treinta años cobró otra persona todos mis derechos; fue una venganza de una persona muy poderosa que ya murió, que me dijo que me iba a hacer morir de hambre», dijo tiempo después y se cree que el «poderoso» era su ex amor. 

Sus últimos años los pasó en el hogar de ancianos de las hermanas de San Camilo, a 5 kilómetros de Cosquín. Murió de causas naturales el 4 de enero de 2002 a los 96 años. Está enterrada el Cementerio de la Chacarita, a pocos metros de la tumba de Canaro.

Poco antes de su muerte volvió a dar una entrevista para el galardonado documental Yo no sé qué me han hecho tus ojos de Sergio Wolf y Lorena Muñoz. Allí se le preguntó quién había sido su gran amor a lo que ella respondió casi entre lágrimas: «No recuerdo».