Al ritmo de la inflación, en las plataformas de comercio electrónico y las redes sociales abundan las ofertas de gente comprar monedas por kilo y que seguramente terminarán en una fundición de metales. Cuánto se paga y quiénes las compran.
El avance de la inflación determinó que todas las monedas tengan un valor material superior al valor facial. Esto implica que el metal contenido en una moneda de un peso vale, paradójicamente, más que un peso.
El mensaje “compro monedas por kilo” comienza a reproducirse en las plataformas de comercio electrónico y en las redes. Y quienes las compran lo hacen para venderlas a fundiciones de metales que no las ven como dinero, sino como simples pedazos de cobre o níquel.
Las ofertas son múltiples pero pueden dividirse en dos grandes partes. Por un lado, las monedas doradas de 50 y 25 centavos, pueden llegar a venderse por el doble o el triple de su valor facial. Es decir, una pieza de 50 centavos puede pagarse entre 1 y 1,50 pesos dependiendo de la cantidad de monedas de que se trate.
Por otro lado, las monedas de 1 y 2 pesos bimetálicas, con el centro dorado y anillo plateado para el primer caso y a la inversa en las de 2 pesos, son las más codiciadas para los reducidores de metales y, desde luego, las que más abundan.
En este caso, algunos también ponen el precio duplicando el valor facial, pero otros salen a comprar poniendo un “precio por kilo” para comprar una mezcla de monedas de todas las denominaciones. En Mercado Libre se puede encontrar una oferta como de un comprador entrerriano: “Compro monedas por kg!! De cobre y niquel, vigentes y antiguas, a $400 por kg. Costo de envío a cargo del vendedor. Se realizan operaciones solamente mayores a 10 kg”. Hay posteos similares ofreciendo $500 e incluso más dinero.
¿Cómo puede ser que las monedas se hayan transformado en simples piezas metálicas para fundir en lugar de ser dinero de curso legal para hacer pagos? La explicación, naturalmente, está en la inflación, que este año rondará el 50% y que, según los analistas económicos, volverá a repetirse una cifra semejante en 2022. O tal vez, aún mayor. Ese aumento constante de los precios determina que las monedas cada vez queden más lejos de ser utilizadas en las operaciones cotidianas.
Fuente: Infobae