Hoy el peronismo es, en el fondo, una Iglesia sin Papa. Una iglesia donde distintos oradores pueden utilizar su propia simbología, oradores que encarnan distintas corrientes y que tienen (o tenían) una capacidad fisiológica para ganar elecciones.
Y digo tenían porque como lo reconociera la propia vicepresidenta en una carta abierta, en las últimas elecciones legislativas, “el peronismo sufrió una derrota electoral en elecciones legislativas sin precedentes”.
Y es que el peronismo es cosa de magia. Puede salir de la galera como conejo o quizás como paloma. Puede volcar sus militantes a la calle para exigir el no pago de la deuda externa y luego entregar miles de millones al Fondo Monetario Internacional o al Club de París con el aplauso de esos mismos militantes.
El peronismo puede ser fiel e infiel a sí mismo. Así lo demuestra la vicepresidente, con el video en que evidencia la pedreada a su despacho: “Otra vez… inmensa pena”.
Un video cargado de simbología popular: se muestran 2 libros, uno de Perón y otro de Evita con vidrios dispersos sobre ellos, un cuadro con la imagen de Maradona desprendida por algún impacto.
Símbolos peronistas por excelencia, junto a la marcha, el bombo, y el choripán, por qué no.
Y es que “solo un verdadero peronista es capaz de entonar la marcha. Aunque la marcha suene como rock and roll, chachachá o música electrónica, dependiendo de las modas, según quien la toque y el momento histórico”, dice el periodista Carlos Tromben.
“Paradójicamente fue mi despacho el que atacaron”, replica Cristina en el video, “siendo yo quien alejó del país a los fondos buitres, al FMI, cumpliendo el legado de mi compañero Nestor Kirchner”.
Ello seguido de una larga crítica al FMI, luego de pedirle dinero, obviamente…
Quizás esto la acerca a la definición que proporcionó David Lipton, ex gerente interino del FMI sobre los políticos argentinos: “Los argentinos son estafadores simpáticos”, dijo el norteamericano en 2018 antes de largar los dólares.
Y es que el acuerdo de Macri con el Fondo es exactamente igual al que firmó Néstor Kirchner en el 2003, es igual al acuerdo que firmó Carlos Menem y a todos los acuerdos anteriores.
A su vez, luego de aquel fallo del entonces juez Griesa que favoreció a los holdouts en el año 2012, el kirchnerismo no hizo más que pagar a los fondos buitres, después de haber jurado y recontrajurado durante años que no se les daría un dólar.
Con todo, paradojas de este fenómeno político que es el peronismo… cosa de magia.
Fuente: (www.REALPOLITIK.com.ar)
(*) Por Javier Barragán, licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales (UCALP), Maestrando en Relaciones Internacionales (UNLP).