Diego fue al estadio a ver un clásico y ¡hasta quiso comerse una hamburguesa en la estación! ¿Cómo salió ese partido y qué le pidió a Garrafa aquella tarde?
José Luis Sánchez es sinónimo de Laferrere, club en el que debutó en 1993 y del que siempre expresó ser hincha. Hay una foto que está inmortalizada en la gigantografía que yace en la tribuna lateral del estadio: allí se lo puede divisar a José Luis Sánchez junto a Diego Armando Maradona.
En octubre de 1994, Diego estuvo en el estadio Ciudad de Laferrere. Un Diego que aún estaba con las piernas cortadas por su sinsabor en el Mundial ’94 y que se encontraba dirigiendo a Mandiyú, su primera experiencia como entrenador, mientras purgaba su sanción por dóping.
El Presidente en aquel entonces, Rubén Costoya, lo fue a buscar a un hotel del centro de la Ciudad de Buenos Aires. El dirigente lo había apoyado en Estados Unidos cuando otros le dieron la espalda. Y Diego tenía en su mente ser mánager de Lafe. En el medio, un clásico, el de La Matanza: Laferrere – Almirante Brown, por el campeonato de la Primera Nacional 94/95.
Maradona llegó y se sacó fotos con los jugadores locales. “¿Vos sos el Garrafa?”, le preguntó Diego al volante de 20 años, con la 11 en la espalda, que había debutado un año atrás. “Tirá un caño y dedicamelo”, le dijo el Diez. Garrafa no dudó. Estaba jugando como lateral izquierdo. Y a la primera que lo vinieron a apretar fabricó un túnel y salió con la pelota en sus pies.
Diego subió por una escalera de pintor al techo de los vestuarios y miró, junto a Walter Perazzo y Darío Siviski, la contundente victoria de la Fragata por 3 a 0. Su charla técnica en el entretiempo no alcanzó para bajar de la luna a los jugadores, obnubilados por su presencia. Guillermo Duró y Gabriel Chiaverano, en dos oportunidades, anotaron los goles para el Mirasol.
Antes de retirarse, Maradona pasó por el vestuario y se llevó una camiseta. Ni bien comenzó el viaje de vuelta quiso parar en la estación Laferrere, a unas ocho cuadras del estadio, ¡para comerse una hamburguesa! Costoya, ante el tumulto de gente, no lo dejó. Diego, quizá sin saberlo, acababa de marcar un día histórico para el Ascenso argentino y para todos los hinchas del Villero.
Pero hay más. Un 30 de octubre de 1996, en el cumpleaños 36 de Diego, Boca jugó un amistoso con Laferrere que terminó 0 a 0. Fue el reencuentro con aquel pibe que había tirado un caño. Garrafa estuvo cerca de sumarse al equipo de Carlos Bilardo. Sin embargo, su devoción por las motos hizo que fuera descartado.
“Yo iba en moto a las prácticas. Boca se entrenaba en Ezeiza y desde Laferrere no tenía otra forma de llegar que no fuese en mi moto. Como me habían advertido que lo de la moto podía no caer bien llegaba muy temprano y la dejaba escondida. Un día se me hizo tarde y, en el camino, me crucé con Bilardo y Pumpido”, contó Sánchez.
Tres días después de este hecho, Pumpido le notificó que Bilardo no iba a tenerlo en cuenta. Garrafa sufrió un accidente haciendo acrobacias con su moto en Laferrere y falleció, a los 31 años, el 8 de enero de 2006. Talento y corazón puro, como el Diego.