El auto era una Ferrari 348-TB color rojo que le habían regalado unos días antes y el riojano, cuya pasión por los “fierros” era pública y notoria, no esperó para probarla y viajó a Pinamar conduciendo a más de 200km por hora.

 

El presidente estaba enamorado de la Ferrari, la consideraba una máquina perfecta. Tenía un motor 3.4 V8 con 32 válvulas en total y una potencia total de 300 CV de fuerza. Con tracción trasera y caja manual de cinco velocidades, alcanzaba una velocidad máxima de 275 kilómetros por hora y lograba acelerar de 0 a 100 km/h en menos de seis segundos.

El estilo moderno y deportivo con faros ocultos, similar a otros modelos de la época, y un comportamiento excepcional, hacían de la Ferrari a 348-TB uno de los íconos de la época.

Pero no todo era color de rosas, el auto provocó fuertes enfrentamientos fue suya apenas unos meses, hasta que finalmente el Estado la ofreció en remate los primeros días de diciembre de 1991, hace exactamente veinte años.

LA GANÓ UN MATANCERO

Luego de frustrados remates la Ferrari de Menem – como se la llamaba siempre – fue comprada por un empresario vitivinícola de San Rafael, Mendoza, propietario de Bodegas y Viñedos Garbín. No la compró para manejarla sino para utilizarla en una campaña promocional de uno de los vinos que producía, el “Pico de oro” en caja.

En la primera mitad de la década de los ‘90 los vinos más consumidos en la Argentina se vendían en damajuana o en Tetrapak, la famosa cajita. Pico de oro era una de las marcas más vendidas pero la empresa decidió hacer el sorteo de la Ferrari para llevarla al primer lugar.

Durante casi un año, la Ferrari recorrió el país promocionando la marca. Detrás del bólido rojo iba una caravana de camionetas ploteadas que vendían allí mismo las cajas. Junto con el vino, los promotores entregaban un cupón que el comprador tenía que llenar con sus datos y depositarlo en una urna. Por cada caja, un cupón. Lo mismo hacían en todo el país los almaceneros y los supermercados.

La campaña fue un éxito: durante los 12 meses que duró la promoción, las ventas del vino crecieron un 10 %.

El ganador del sorteo – realizado a fines de 1996 – fue Carlos Villalba, vecino de un monoblock de Ciudad Evita, quien rápidamente puso rápidamente en venta la Ferrari en los clasificados de un diario. El precio: 100.000 dólares.