Tras las nuevas limitaciones a la actividad comercial implantadas por el presidente Alberto Fernández ante la segunda ola de coronavirus, las calles del AMBA dejaron postales contradictorias frente a los cuidados ordenados.
Ante el cierre de los Shoppings en todo el Amba, crece a pasos agigantados las distintas ferias donde se contiene la demanda de los vecinos. Aunque también es un lugar de expansión ante los procesos accesibles.
En los barrios de La Matanza se instalan en las plazas, en sus veredas se alinean precarios puestos uno al lado del otro con sus respectivos vendedores que gritan los precios de la diversa mercadería que ofrecen: ropa, verduras, fruta, fundas de celulares, repuestos, lamparitas, electrodomésticos y hasta autopartes.
Un shopping a cielo abierto con presuntas irregularidades comerciales que permiten precios muy bajos para que la franja más pobre del país acceda a comprar a un costo acorde a sus posibilidades. No se trata de una crítica sino de una descripción del contexto.
Por otro lado es un lugar de contención de los vecinos, ya que ante la falta de trabajo ven allí un lugar para poder sobrevivir día a dia